Es el tramo final de la campaña electoral nacional. Son días difíciles, son días cruciales en los que en todos los campamentos hacen números. Para los más chicos la meta es superar el 1.5% de los votos para poder participar de la primera vuelta de octubre. Para los que tienen mayores aspiraciones, el desafío central es ganar la interna o estar entre los candidatos más votados.
Después de muchas especulaciones el gobernador Juan Schiaretti decidió presentar su candidatura presidencial acompañado por el bonaerense Florencio Randazzo como compañero de fórmula.
No conmovió multitudes el gobernador, ni tampoco era su idea. El objetivo central que se trazó fue conseguir uno o dos diputados nacionales para continuar teniendo presencia nacional. Y ese o esos diputados se pueden lograr con un buen rendimiento electoral en Córdoba para lo cual debería reunir un mínimo aproximado de 25% de los sufragios.
El jueves tendrá su acto de cierre en Córdoba, donde hace su gran apuesta. Un día antes se paseó por Buenos Aires, alternando actos pequeños y medios de comunicación.
Lo que desea de mínima Schiaretti es que su amigo Carlos Gutiérrez pueda seguir siendo diputado nacional, ya que finaliza su mandato actual y va por la reelección.
Con una o dos bancas más y ese piso del 1.5% se encontrará en una posición interesante para negociar en la segunda vuelta electoral.
Su preferido para hacer una alianza es Horacio Rodríguez Larreta de Juntos por el Cambio pero no está seguro ni mucho menos. Es más, son cada vez más las voces que le asignan chances importantes a Patricia Bullrich, quien en la provincia de Córdoba obtendría una clara victoria.
Schiaretti reconoce sus preferencias por Larreta porque ya hubo fluidos contactos hace un par de meses y cuando se hablaba de acuerdo seguro, Luis Juez lo volteó bajo el argumento que decía que esa movida de Larreta complicaba muchísimo sus chances en la provincia.
Con todo, no hubo final feliz para la dupla y Schiaretti mantuvo su candidatura con la promesa de seguir hablando luego de la primera vuelta electoral.
El gran interrogante
La pregunta se cae de madura: ¿y si la que gana en Juntos por el Cambio es Bullrich?
Según calificadas fuentes del justicialismo cordobés, hoy la posición no es la de cerrarle la puerta en la cara y ponerle tres vueltas de llave. Por estas horas, hay que decir que la situación ha cambiado y que si se dan ciertas condiciones el diálogo podría prosperar.
“Tiene que salir de la grieta”, dice a viva voz Schiaretti y la afirmación es repetida por sus adláteres. ¿Qué significa eso? Simplemente que se pueden sentar a conversar porque los votos de Schiaretti pueden convertirse en árbitros si la presidenta licenciada del PRO enfrenta a Sergio Massa, que tiene chances de entrar al balotaje y ser el candidato más votado en las Paso.
El frente liderado por el gobierno nacional y la coalición Juntos por el Cambio pasarían y relegarían al estrafalario Javier Milei, que ha comenzado a declinar según las encuestas. Sus últimas participaciones públicas estuvieron al borde de convertirse en escándalos y sus arengas caminan por un camino sinuoso y delgado que divide a la racionalidad de la irracionalidad.
Mucha gente que se ilusionó con el discurso disruptivo del economista, hoy está haciendo una suerte de segundo análisis y comienza a rever esa postura facilista de los primeros días.
Pero volviendo al cierre de las Paso, en Córdoba se vivieron tres manifestaciones: dos clásicas y una novedosa, lo que no quiere decir efectiva.
Rodríguez Larreta fue el primero en cerrar, el martes con una actividad a la que no accedieron los militantes. Fue una foto y un video de Larreta, sus candidatos locales e invitados especiales: los dirigentes de Juntos por el Cambio que se convirtieron en gobernadores electos desplazando a los oficialismos. Exprofeso, borraron de un plumazo el fervor y la liturgia de los militantes.
Bullrich y Schiaretti van por lo clásico: actos masivos. Juntos por el Cambio llamó a una fiesta en la Plaza de la Música -escenario clásico que suele ser utilizado por Mauricio Macri-donde ella será la principal oradora.
Schiaretti va a otro reducto que le cae como un traje a medida: el hotel Quórum, que lucirá desbordado de militantes y dirigentes.
Ahí ambos jugarán sus últimas cartas.
La coalición de Massa y los kirchneristas no hará ninguna manifestación de fuerza en esta provincia, en la que particularmente no le va bien.
Ya es demasiado tarde para lágrimas. El domingo hablarán las urnas.