El Frente de Todos (FDT) busca avanzar con los proyectos de reducción de la jornada laboral en la Cámara de Diputados. El objetivo del oficialismo es bajar las actuales 48 horas semanales a 36 horas por semana o un máximo de 6 horas diarias.
Frente a este escenario, un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) advierte que ya en la actualidad 6 de cada 10 argentinos trabaja menos de 8 horas diarias y que reducir la jornada laboral podría generar un aumento de los precios.
El estudio dice que el debate instalado por el gobierno “no tiene en cuenta una realidad que marca que 2 de 3 tres trabajadores realiza tareas por menos de 40 horas semanales, lo que tornaría abstracta la discusión para la mayoría de los asalariados”.
Para IDESA, “la discusión planteada en el Congreso parece desconocer los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, que observó que en 2023 un 15% de los asalariados trabaja más de 48 horas semanales, un 19% entre 40 y 48 y un 66% menos de 40 horas semanales”.
“En la Argentina 2 de cada 3 trabajadores ya lo hacen en jornada reducida”, dice el estudio de IDESA, que advierte que para achicar el día de trabajo a seis horas la productividad de las empresas debería crecer un 33%, cuestión que de materializarse la iniciativa en tratamiento en el Congreso el mayor costo “se traslada a los precios».
“El problema, entonces, no es que hay trabajadores que trabajan mucho y que les quitan empleo a otros, sino que hay una severa escasez de buenos empleos», subrayó IDESA, que a su vez precisó que “el principal desafío no pasa por compartir los pocos empleos de calidad que hay, sino por multiplicar los empleadores y las inversiones productivas”.
“Dado que se acumulan décadas con niveles de productividad estancados, se puede afirmar que, en las actuales condiciones, reducir la jornada legal tendrá asociado más informalidad y más inflación” concluye el estudio.
La Bolsa de Comercio de Córdoba también se subió a la polémica y analizó el efecto que tendría la reducción de la jornada laboral en variables como la productividad, salarios, empleo y desigualdad.
Productividad
La disminución de la jornada laboral impactará de forma negativa en la productividad por puesto de trabajo ya que se trabajarían menos horas. Quienes respaldan esta política argumentan sobre posibles (aunque inciertas) ganancias de productividad por hora. Sin embargo, incluso de ocurrir, este efecto difícilmente pueda compensar la fuerte reducción en la cantidad de horas trabajadas en aquellos puestos donde esta medida sea efectiva.
Esto resulta preocupante debido a que actualmente la productividad laboral por puesto de trabajo en Argentina es la más baja de los últimos 30 años, y se encuentra estancada desde hace 5 décadas.
Salarios
La importancia de entender el impacto en la productividad por puesto de trabajo radica en que este es el principal determinante de los salarios. La evidencia indica que, a mayor productividad del puesto laboral, mayor es el salario esperado.
Entonces, la caída esperada en la productividad por puesto de trabajo dada la reducción de la jornada laboral implicaría una reducción en el salario de los trabajadores. Esto es especialmente preocupante en un contexto donde tanto la productividad como el salario ya se encuentran en niveles muy bajos en términos históricos.
Con altos niveles de inflación y acelerándose como sucede actualmente en nuestro país, el salario real puede caer aun si no se reduce el salario nominal.
Empleo y desigualdad
Otro argumento utilizado por los defensores de este tipo de medidas es que el nivel de empleo debería incrementarse, ya que para mantener los niveles de producción las empresas tendrían que contratar más personal.
Así, se deberían generar incentivos para insertar más personas al mercado laboral, lo que debería aportar a la reducción de la desigualdad y mejorar la distribución del ingreso.
Sin embargo, y al igual que el argumento del potencial aumento de la productividad por hora, esto no necesariamente ocurriría.
Actualmente, el promedio de horas trabajadas por la población empleada en Argentina es de menos de 35 horas por semana de acuerdo a la OIT. Esta cifra adelantó que la medida no alcanzaría a buena parte del mercado laboral.
De hecho, quienes ocupan puestos de trabajo con altas cargas horarias son más propensos a encontrarse en situaciones de vulnerabilidad socioeconómica, que los lleva a aceptar este tipo de ocupaciones o posiciones laborales.
Por ende, el impacto potencial de una reducción de la jornada laboral puede generar incentivos a que los empleados actuales (o futuros) realicen al menos parte de sus actividades laborales en la informalidad, ya que no pueden darse el lujo de sacrificar su nivel de ingresos.
Peor aún, si la norma resulta exitosa en disminuir efectivamente la cantidad de horas trabajadas por quienes más expuestos se encuentran a la medida, esto impactará en su salario, lo que incrementará la desigualdad social.
¿Cuál será el impacto de la medida?
Al igual que IDESA, para la BCC, la medida puede llevar, en el contexto actual, a más informalidad y salarios más bajos. “Este tipo de regulaciones e intervenciones del gobierno no crean empleo, ni aumentan productividad, ni incrementan los salarios de forma genuina a lo largo del tiempo. La única forma de lograr estos objetivos es con políticas de fondo que mejoren la calidad educativa, medidas que refuercen la capacitación de los trabajadores y aumenten la productividad, y una reforma laboral que impulse la generación de trabajo en el sector privado”, aseguran.