“Para invertir hacen falta ganas y canas”. Ese es el título de una reciente columna del empresario cordobés Gabriel Florensa, que compartió en su muro de Linkedin.
Florensa trabajó durante muchos años en la empresa de su familia, Grupo Florensa, un compañía muy vinculada a la agricultura y enfocada en la comercialización de semillas hortícolas y en la producción de granos, semillas y plantines.
Pero en los últimos años comenzó a meterse de lleno en el mundo de las inversiones, en el ecosistema de las startups y en el recorrido y desarrollos de las inversiones ángeles y los venture capital. Participó como inversor en la aceleradora local Incutex, es mentor en organizaciones como el Founder Institute Córdoba y es uno de los socios fundadores del Addventure, Comunidad de Inversores Ángeles. Hoy también está enfocada en el desarrollo de un fondo propio de inversión, basado en EEUU pero para mirar oportunidades creadas en Latam.
Es, así, un referente para entender qué busca, cómo piensan y qué quieren los venture capital. En su reciente artículo plantea:
“las canas no vienen solas, sino que traen la experiencia de haber hecho y haberme equivocado algunas veces, y acertado muchas otras. Mientras uno va relacionándose con las inversiones, aprende a ir depurando la gran oferta existente en el mercado”.
“Años atrás, cualquier idea novedosa me deslumbraba, después fui entendiendo que la startups debía tener tecnología implícita y un gran mercado potencial. Hoy estoy convencido, además, que su suerte depende principalmente de los founders, y que deben traccionar en el mercado con ventas y ser rentables en el corto plazo”.
“Desde el punto de vista de los founders, contar con smart money no es sólo un dicho, un inversor o mentor experimentado en la materia y en los negocios puede hacer que los emprendedores lleguen mucho más lejos de lo podrían hacer solos y sin cometer tantos errores, lo que implica pérdida de tiempo y plata”.
-¿Qué están aprendiendo desde que están en tu rol de inversor?
-Que un inversor puede destinar parte de su capital a inversiones alternativas, pero sabiendo que puedo llegar a perder esa plata, es decir que no tiene que ser buena parte de su capital. Y tiene que saber que no solo se va a llevar un retorno a largo plazo -5 años- sino que también se lleva un aprendizaje.
Es lo que a mí me pasó en Incutex, donde pedí que me llamen a todas las reuniones de evaluación y así fui aprendiendo y me fui entendiendo con el sistema y con ecosistema y me fui metiendo en más inversiones. Lo que hay que tener presente es que se gana y se pierde y más allá de esto hay que animarse y meterse aunque uno no entienda mucho. Yo soy un outsider de la tecnología, no entiendo mucho, pero de lo que sí sé es de negocios, tengo ese feeling, más en el sector BtoB.
En el camino hay caídas, hay inversiones que se pierden y enseñanzas que quedan. Los golpes te van enseñando. Yo llevo 7 años invirtiendo y todavía no tuve un exit, pero mi cartera viene muy bien, sigo esperando y sigo aprendiendo. Pero son inversiones siempre a largo plazo.
-¿Son inversiones argentinas o buscas un mix o un perfil regional?
-Yo trato de buscar inversores, por ejemplo en el fondo, para las startups y nadie quiere invertir en Argentina hoy. Entonces la mayoría de las startups tienen que tener hecha una sociedad de EEUU, en Delaware. Cuando vos invertís en una startups, si son serias, tienen una sociedad afuera, entonces vos invertís en una sociedad en EE.UU. Hay que sacarse de la cabeza la idea de que si la startup es de acá invertís necesariamente acá. E incluso ese despliegue es un tiempo que se acortó mucho. Hace 4, 5 años demoraban 3 años en vender fuera del país. Hoy es casi desde el inicio. Yo no invierto en startups que no facturen en por lo menos dos países de Latinoamérica. Y eso hace que la validación de mercado sea más palpable y el retorno más cercano.
-¿Hoy es condición indispensable?
-Creo que sí, es una condición muy importante. Mostrame que estás facturando en otros países y que tenés una sociedad en EEUU. Hoy el 80% de las startups que arrancan localmente miran Latinoamérica como su mercado y después llegará EEUU.
-¿Está complicado conseguir inversión de riesgo?
-Está complicado para las grandes compañías de tecnología, no para las startups. No les afectó tanto esta crisis global en tecnología. Había una burbuja en las grandes que durante muchos años tuvieron mucha plata fácil y todos volaron a comprar acciones. Tenían plata muy barata y gastaban a lo loco. Cuando esto se empezó a caer empezaron a despedir gente, pero esto no afectó a las startups. Creo que las startups que arrancaron ahora se favorecieron porque encontraron recursos disponibles de forma más fácil.
-¿Qué pasa localmente? ¿Hay inversión?
-Yo soy fundador y vice presidente de un espacio como Addventure donde ya hay 45 inversores ángeles. En Córdoba el tema es que hay mucho interés, pero en la práctica se pone poca plata. Participan, hay cursos, se meten en los demo day, pero la verdad es que no se animan o no quieren invertir. Nosotros tratamos de impulsar eso.
-¿Qué crees que falta?, porque capital hay…
-Sí, sí, yo lo veo. Veo empresarios que tienen excedentes y se compran un departamento en Miami y no quieren poner plata en un fondo o una startup. Tengo la idea de que a los empresarios argentinos les gusta invertir en ladrillos o en sus máquinas por más que después no la usan. No la ven. Creo que también es una cuestión de madurez del sector, tiene que empezar a haber startups más reconocidas para que se animen.
-¿Qué es Meet Capital?
-Es un venture capital que lo armé en EEUU y tiene foco en Latam y apunta a fondear cualquier vertical de startups, siempre que sea bajo el modelo BtoB para proyectos de base tecnológica. Estoy armando un fondo chico de entre US$2 y US$4 millones y lo estamos consolidando.
“Ser inversor no es una carrera, pero si una vocación. Es para personas generosas y desaprendidas. No es para conservadores, ni especuladores. En para aquellos que primero dan, antes de esperar recibir. Es una forma constante de renovarse, con gente joven, con nuevas ideas y visiones. Invertir en tecnología es sembrar sin saber cuándo se va a cosechar. Es un camino de ida. Un camino rodeado de gente maravillosa, comprometida y apasionada”, concluye en su reciente posteo.