No son tiempos fáciles para la industria automotriz. Con ventas que caen en promedio un 50% por mes, y con un stock acumulado que supera las 200.000 unidades, las compañías tuvieron que bajar todas las expectativas para el año en curso.
En el caso de Nissan los resultados van contra la corriente. La japonesa empezó a fabricar el año pasado la Frontier en la planta de Córdoba, cumpliendo con los plazos pactados: en una primera etapa se lanzaron las versiones más equipadas y este año se sumaron las de entrada de gama, fiel al programa inicial.
Además, al cierre del año fiscal que se realiza en marzo, lograron exportar un total de 5.000 pick ups a Brasil, lo que es un buen número para una terminal que recién comienza y que vislumbra una recuperación para mediados de año, específicamente para julio.
Este cumplimiento no lo han logrado, por ahora, sus socias Renault y Mercedes Benz, quienes en la misma planta y en el mismo momento anunciaron que iban a producir otras dos pick ups, Alaskan y Clase X, pero cuyos planes se encuentran demorados.
En el caso de Nissan, Gonzalo Ibarzabal, flamante presidente, dijo que las metas se lograron «con objetivos claros, un equipo sólido y gente entusiasmada con un proyecto nuevo que era el desembarco como terminal en el país».
En declaraciones a iProUP, en cuanto al mercado en general, el directivo dijo que el año está competitivo y difícil, con marcas con mucho stock, pero esperan la recuperación para la segunda mitad. «Vemos una industria que repuntará en cuanto las tasas se acomoden. En producción cerramos el año fiscal en marzo con exportaciones de 5.000 pick-ups a Brasil y es un hito enorme para nosotros. Nos pone de vuelta un nuevo piso más desafiante pensando a futuro. Venimos creciendo mucho, contentos con lo logrado. Ahora, es hora de consolidar todo esto», finalizó.