El Grupo Los Grobo se siente parte de la transformación de la agricultura argentina. Fueron uno de los primeros que, desde sus inicios (hace 35 años), incorporaron tecnología con la mentalidad de hacerse cargo del deterioro que sufrían los suelos a causa del desgaste y del uso excesivo de agroquímicos. También fueron los primeros en certificar ISO 9001 a principios de los noventa y unos de los fundadores de la Ronda de Soja Sustentable y adherida a las buenas prácticas, que respetaba tanto temas ambientales como sociales.
La semana pasada, Perfil entrevistó a Gustavo Grobocopatel, accionista de la empresa que comenzó siendo familiar con 4 integrantes, y hoy forma parte de un grupo que emplea a 700 personas y proyecta pasar de 22 a 38 sucursales en todo el país para 2022. Entre las nuevas sucursales aparece Córdoba (“no hay fecha definida, pero Córdoba es importante para la compañía y pronto vamos a tener novedades”).
—¿Qué
opina del regreso de las retenciones?
— Son medidas que se sabe que no funcionan. Basta
observar que cuando hubo retenciones no crecíamos y cuando se sacaron, el
sector creció. Es algo extraño porque cuanto más impuestos se imponen, el
Estado menos recauda así que espero que alguien aprenda de esto y lo pueda
resolver.
—¿Como
ve a los productores hoy?
— Hay una preocupación general por la situación del
país. Sin embargo, y a pesar de haber sufrido una sequía enorme, gracias a que
este año ha habido una cosecha récord, hay cierto optimismo, aunque al mismo
tiempo sobrevuela la sensación de estar haciendo esfuerzo que después no
redunda en beneficios directos ni para el país ni para ellos mismos. Y a esto
se le suman los dolores de cabeza de siempre, como son las malezas, lo difícil
que es contratar personal porque poca gente quiere trabajar en el campo y el tema
seguros, que son caros y no demasiados prácticos.
—¿Cuáles
son los cuellos de botella de la actividad?
— Creo que los productores en general son muy
buenos en temas tecnológicos y hay muchos que tienen gran experiencia en lo
comercial, sin embargo falta explorar el uso de coberturas de precios. Por
ejemplo ahora, el hecho de no haber tomado coberturas está causando perjuicios
importantes porque el precio cae. Otras de las debilidades es desde el punto de
vista financiero: el productor tiene solo un mecanismo de cobertura de riesgos
que es guardarse el grano, lo cual no le permite capturar todas las
posibilidades que tiene y que en algún momento le puede complicar las cosas.
— ¿Qué acciones considera que debería tomar Agroindustria?
— Toda la agricultura que viene está muy vinculada a la tecnología, tanto en relación a germoplasma como a la robótica y a la agricultura de precisión, así que todo lo que pueda hacer Agroindustria para facilitar ese proceso es bienvenido. Uno de ellos es la ley de semillas, aunque también la ley de arrendamientos, la apertura de mercados y obviamente crear incentivos para transformar la materia prima en productos más diversos y, en vez de vender granos, vender productos transformados.
—¿Hay
novedad en relación al trigo HB4?
— Estoy convencido de que la biotecnología es
clave, lo que pasa es que siempre hay resistencia al cambio.
— ¿Será que los consumidores tienen miedo?
— Me parece que tiene más que ver con determinados grupos que se oponen a la biotecnología y en general al modelo de negocios, que ponen reparos y hacen operaciones en los medios. A veces esto es de interés para los consumidores y a veces no y de hecho los consumidores comen soja transgénica. Lo que pasa es que es algo que se va gestando en la opinión pública… pero en sólo un sector, porque si se comunicara que esta tecnología implica que la harina sea más barata y por ende el pan también, probablemente la reacción del consumidor sería distinta.