(El País) La renuncia de la segunda personalidad más influyente en la Fed se conoce en un momento de gran tensión política en EE.UU. El presidente debe decidir, además, si propone a Janet Yellen seguir al frente de la institución cuando venza su mandato a final de enero. El anuncio de Fischer, por tanto, invitó a que se hicieran múltiples interpretaciones en el parqué de Wall Street.
La dimisión deja así otra vacante abierta para Donald Trump, que como en el Tribunal de Supremo puede utilizar para imponer su doctrina económica. El republicano ya tiene elegido a Randal Quarles para ocupar el puesto de gobernador a cargo de la supervisión de los grandes bancos, que también tiene el rango de vicepresidente. Esa responsabilidad la desempeñaba Daniel Tarullo.
Fischer, como Yellen, es un firme defensor de preservar la regulación financiera adoptada tras el derrumbe de Lehman Brothers y su experiencia es reconocida en todos los foros internacionales. La nominación de Quarles debe ser aprobada aún por el Senado. Hay otro cargo de gobernador que está pendiente de ser cubierto, de los siete que integran la Fed, para el que no hay elegido.
Stanley Fischer fue nominado por el demócrata Barack Obama, para ocupar el puesto que dejó vacante Janet Yellen al asumir la presidencia de la Fed. Juntos trabajaron para forjar el consenso interno que llevó a la Fed a iniciar el proceso de subida de tipos de interés, en diciembre de 2015. Su salida se anuncia a dos semanas de la próxima reunión, en la que previsiblemente se iniciará la venta de activos de deuda acumulados durante la crisis financiera.
Estrategia monetaria
“Ha sido un privilegio trabajar con Yellen”, afirma en la nota de prensa con el anuncio. Fischer fue gobernador del Banco de Israel y dirigió la tesis doctoral de Ben Bernanke en el MIT. También fue profesor de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. El banquero, de 73 años de edad, ya indicó su intención de no renovar su mandato cuando expirara el 12 de junio del próximo año.
A la espera que Trump se defina sobre la continuidad de Yellen, la atención se centra en el efecto que tendrá la salida de Fischer en el curso de la política monetaria. Los miembros de la Fed mantienen en este momento un intenso debate para entender por qué la expansión económica y la creación de empleo no van acompañadas de un aumento de la inflación, que está muy débil.