Por Eduardo Bocco. Javier Milei parece haber aprendido rápido algunas mañana propias de la casta para sacar ventajas en el mundo de la política. Sus movimientos sobre la Corte Suprema de Justicia avalan esta hipótesis. Como cuando el vocal de ese tribunal, Ricardo Lorenzetti, le propuso jubilar al cordobés Juan Carlos Maqueda, para obtener una nueva mayoría. Lorenzetti se lleva pésimo con los otros dos integrantes, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y el aludido Maqueda, que hoy imponen condiciones.
Sin Maqueda, y con dos miembros dóciles al gobierno, las cosas cambiarían radicalmente y el presidente lo sabe. Por eso, aceptó rápidamente la propuesta elevada por Lorenzetti de nombrar a Ariel Lijo, un controvertido juez penal de Comodoro Py.
Y, de paso, sumar al jurista conservador Manuel García Mansilla, que no tiene tantos reparos como Lijo, un hombre con varias manchas en su solapa.
Milei podría controlar la Corte, de buenas a primeras y con un par de movimientos de pinzas. Pero en su entorno dicen que ese no es el plan que más lo desvela: en realidad ya comenzó a ocuparse de la elección de 2025, como paso previo a la gran contienda electoral de 2027, cuando se volverá a votar para elegir presidente y vice.
Si los planes salen como él lo desea, podrá presentarse a la reelección pero en la Casa Rosada murmuran que esa idea no lo seduce demasiado. Los ajetreos del poder parecen sacarlo de quicio, al menos por algunos momentos. Por eso repite: “Prefiero hablar con la gente”.
Para el jefe de la Casa Rosada, “hablar con la gente”, significa nada más ni nada menos que encerrarse en su oficina y zambullirse a las redes sociales para opinar, dar me gusta o retuitear.
El presidente no haría demasiada fuerza para seguir. Es más, hoy preferiría dar un paso al costado y dejar a otras figuras. Obviamente tiene en mente a la persona que podría sustituirlo (Carlos Menem solía decir “in pectore”).
Y esa persona es su hermana Karina. Él confía ciegamente en ella y tiene la certeza de que no lo va a engañar. Por eso, apuesta por la mujer de carácter infranqueable, dura, osca y que no habla con los medios. Suele dar opiniones fuera de micrófono, pero cuando se prenden las luces pasa a la última fila.
Su hermano cree que se puede trabajar sobre Karina para cambiarle el perfil. Hay tiempo para ello.
De concretarse, Milei estaría copiando una estrategia de Néstor Kirchner, que a medida que se acercaba el fin de su primer mandato y se hablaba de los comicios presidenciales 2027, cada vez que le preguntaban su reelección contestaba: “Puede ser pingüino o pingüina” y le abría la puerta a su esposa Cristina Fernández.
Hoy pasa algo parecido, aunque para que se cristalice ese supuesto deseo, Milei tiene que enderezar el camino del país y darle respiro a la sociedad después de un durísimo e inédito plan de ajuste.
¿Qué hay del otro lado?
El jefe de Estado sabe que la oposición no las tiene todas consigo, por eso intenta florearse antes de haber servido el plato principal.
La senadora Alejandra Vigo pareció haber sacado de la pista a su esposo, el ex gobernador Juan Schiaretti, cuando por la red social X (antes Twitter) dijo que hay dos candidatos: Martín Llaryora y Axel Kicillof. Sorprendió que no lo haya nombrado al ex gobernador de Córdoba en esa carrera, cuando ya se está poniendo los botines para disputar el partido de 2025, cuando se elegirán diputados nacionales.
Fieles a su ADN, los radicales profundizan día a día su interna y no saben en qué bolsa van a caer, mientras que Mauricio Macri desconfía de su alianza con Milei y su entorno. ¿Será el expresidente de Boca el tercero en discordia?
Por ahora, sólo hay bocetos aunque hay que tener en cuenta que el tiempo vuelva. Un lugar común sí, pero claro como el agua.