Por Eduardo Bocco. El bombazo del domingo pasado obliga a reconfigurar a las fuerzas políticas tradicionales y a algunos que venían festejando distendidamente los resultados de los comicios provinciales. Juan Schiaretti deberá reorganizar su tropa y sus objetivos. En su entorno no descartan tender líneas con Patricia Bullrich con el objeto de recortar la distancia que le sacó Milei a la ahora llamada “dama del PRO (ex La Piba)” y a despegarse del confundido Sergio Massa, al que las Paso lo dejaron dando vueltas por el piso y oliendo el nauseabundo aroma de la derrota.
Un sector del schiarettismo se anticipó a la probable derrota de Horacio Rodríguez Larreta ante Bullrich y empezó a diseñar una estrategia de acercamiento con la dirigente de Caba, cosa de la que ya hablamos en esta columna la semana pasada.
Schiaretti sacó menos de lo que esperaba porque ya sus amigos habían hablado del “número mágico”, que se ubicaba en el 5% de los sufragios, aunque sólo logró un punto y fracción menos, con performances olvidables como la de Capital Federal, en la que su candidato a Diputado Diego Bossio no superó el corte y mirará de afuera la elección del 22 de octubre.
Martín, el sostenedor
El principal sostén que tiene el gobernador es el de su ex delfín, el intendente capitalino y gobernador electo Martín Llaryora, quien aseguró que lo acompañará, al menos hasta fin de año. El ganador de las últimas elecciones provinciales luchará para que no le estampen el sello de desagradecido y mucho menos el de traidor. Por eso, no aflojará su respaldo al candidato presidencial cordobés aunque no pase por su mejor momento.
En Córdoba se manifestó un hecho inédito: ganó Javier Milei con contundencia a pesar de que no hizo campaña. Sólo vino un par de veces, casi no se mostró y su publicidad en esta provincia fue más que módica. No tiene referentes de peso, no le hizo ningún mimo al electorado y jamás tendió puentes al electorado. Más bien todo lo contrario. Así y todo dejó atrás a Schiaretti, a quien le quebró un invicto de años en contiendas electorales.
No gastó tiempo ni esfuerzo en la provincia en la que las urnas le dieron un espaldarazo formidable a lo ancho y a lo largo de su territorio, porque ganó en casi todos los departamentos y en Capital. Hubo resultados insospechados como el que consiguió en Villa El Libertador, por ejemplo o en diferentes puntos del interior, dominados a voluntad en la historia por el peronismo y el radicalismo.
Por eso, el establishment político local no debe mirar para otro lado o hacerse el distraído: el domingo les pasó por encima una aplanadora.
Ahora, la pregunta que viene está vinculada a lo que hará Milei con Córdoba. ¿Buscará tender algunos puentes con sectores proclives a sus ideas o continuará con la política del ninguneo que tantos buenos resultados le dio?
Juntos por el Cambio trata de reacomodarse tras el sopapo que recibió el domingo último. Debe hacerlo rápido porque los tiempos corren. Sí, decimos que Juntos por el Cambio sufrió la trompada y no sólo Rodríguez Larreta. Bullrich tampoco tiene mucho para festejar porque quedó lejos de la punta, más allá de haber ganado la interna. Si que queda con eso, en las urnas de octubre le darán una paliza.
En Córdoba y el país a quién le salió todo bien en las Paso fue a Mauricio Macri, quien demolió a Rodríguez Larreta, su ahora enemigo. Quién sabe por qué se habrán distanciado tanto, pero el rumoreo en los pasillos del PRO menciona intereses de todo tipo.
Macri, responsable del turbio presente de la coalición opositora, emergió del fondo del lodazal y el domingo se mostró como el jefe del PRO. No es un dato lateral que haya hablado al final del acto en el que Bullrich celebró su triunfo.
Deberá Juntos por el Cambio asignarle importancia al distrito cordobés, donde tan bien le fue hasta no hace mucho. Tendrá que poner energía y mucho recurso humano para remontar ventaja y sumar nuevos aliados. No sólo se trata de esperar que los vengan a buscar sino también pensar en salir a conseguir adhesiones. Hay juecistas desencantados con Larreta (entre ellos el propio Luis Juez), peronistas que no se sienten contenidos, independientes asustados por el huracán Milei, bueno sólo se trata de hablar. A veces, hay que saberse bajar de los pedestales y caminar por el llano.