“Para armar nuestros proyectos realizamos un Master Plan; una planificación a 10, 15 años, que tiene en cuenta las tendencias en salud, las necesidades de la población, hacia dónde se dirige y lo que debiera tener Córdoba como respuesta a eso. Y se va organizando también según como se va acomodando el país”, explica Marcos Lozada, director general del Grupo Sanatorio Allende y tercera generación de la institución que fundó Guillermo Allende en 1938.
El grupo, referente de la salud en el interior del país, está llevando adelante un nuevo hospital en zona sur con una inversión cercana a los US$100 millones en su primera etapa. Y requiere la consolidación del master plan al que refiere el empresario, y que no es el primero que encaran.
Desde la fundación del Sanatorio Allende, en 1938, Guillermo Allende y su esposa María Celia Minetti tenían en claro que intentaban algo muy novedoso: crear un centro médico sumamente profesionalizado, que requería de la permanente actualización en la formación de sus médicos, que tenía que subirse a la renovación permanente y que tenía que invertir y reinvertir en esfuerzos y fondos para crecer y brindar un servicio de salud de calidad.
Al master plan que debió dibujar Guillermo Allende le siguieron otros para crecer en la sede de Nueva Córdoba, luego otro para el mega proyecto que implicó la construcción de la sede norte del Allende, sobre avenida Laplace y a metros del nudo de la Mujer Urbana. Hoy, están de lleno en medio de un nuevo master plan que implica el desarrollo del Campus del Sanatorio Allende en la zona sur, en la urbanización Manantiales.
“Estamos en la recta final de la aprobación, compramos el terreno en 2017, el año pasado compramos hierro, está complicada la coyuntura, pero tenemos la esperanza de que el país se va a acomodar. Nuestro proyecto no es terminarlo mañana, es empezarlo, y empezar por etapas. Este proyecto es muy difícil. El Cerro nos costó 10 años y realmente fue una experiencia increíble. Este tipo de salud que se viene no se puede brindar fuera de un polo sanitario. Un polo sanitario es un lugar donde tenes los recursos humanos, las universidades, una base poblacional, un nodo. A eso apuntamos. Queremos es tener un espacio que nos de la flexibilidad para ir adaptando nuestra fábrica, nuestro hospital”.
-Encaran un proyecto enorme en un momento muy complejo, ¿cómo está el sistema de salud hoy?
-Una medicina tan compleja no se puede trabajar sin un estándar de calidad. Y sí, hoy tenemos un sistema que está transitando un momento muy difícil para la salud. Desde el año 2001 hay una ley de emergencia sanitaria nacional y después de 23 años no la han podido levantar. No se han solucionado ninguno de los problemas, el sistema financiador no funciona, todo se ha dejado estar. La única cosa que pasó es que han hecho cerca de 30 leyes incluyendo más coberturas. Para hacer leyes son unos genios y todas se vota por absoluta mayoría. La salud privada y las prepagas tienen control de precio, pero muchas cosas no.
-¿Por qué?
-Porque se toman algunas banderas. Y lo más fácil es meter toda la basura debajo de la alfombra, ni limpiar ni ordenar. Y en el sistema de la salud tenemos cada vez más basura debajo de la alfombra. No solucionamos ningún problema, está pasando cada vez más que hay obras sociales que tienen un mega hospital en Capital Federal, como Comercio y en el interior tienen muy pocos servicios, o nada. Con la cantidad de plata que se está desperdiciando en el sistema de servicio público, podrían hacerlo más eficiente. La productividad hoy del hospital público es baja.
-¿Qué pasa con los financiadores?
–El sector privado se nutre del sistema financiador, mientras más sano y más proactivo el sector financiador, más inversión va a tener el sector privado. En Argentina hace 23 años que empezó la emergencia sanitaria, se sabe que es el problema, pero nunca lo quisieron enfrentar. En vez de enfrentar, como es un problema, interviene el Estado con parches para ganar tiempo. Los parches para ganar tiempo, en el mediano plazo se pagan más caros porque no tenes inversión, tenes menos ofertas o de peor calidad, y eso lo paga es la población. El deterioro de inversión del sistema es tremendo, ¿qué entidad estatal está controlando eso? Tenes que tener un Estado comprometido, no perdonaría que sigamos con emergencia sanitaria, porque no arreglas más las cosas. Ahora la desigualdad de acceso a la salud es tremenda, créeme que el 70% de la población no tiene acceso a la salud. El rol del Estado tiene que ser poner la plata para la gente que ha tenido una desgracia, subsidiar regiones inhóspitas, discapacidades o al que tuvo una tragedia. Pero hoy está todo desintegrado, sin un hilo conductor ni un contralor integrado.
-¿Qué rol puede tomar el empresario, como parte de la clase dirigente?
–Si Argentina fuera un país desarrollado habría tres millones de pymes. Tenemos 800 mil, perdimos un montón de Pymes este último año, tenemos un sistema que se está desmoronando y desmotivando. Estamos perdiendo un montón de oportunidades, entonces desde el sector empresarios nos toca no perder ese gen emprendedor, ver cómo lo podemos transmitir. Hubo una época, donde si te esforzabas te iba bien. Tenemos una buena democracia, nuestro problema es que no funciona la economía, no nos ponemos de acuerdo, pateamos los problemas, tengo la esperanza de que como estamos un punto de quiebre, el que asuma no va a querer que lo echen a las patadas. Tienen que tener la decisión de que hay que hacer lo que hay que hacer. Los gobernadores son más prolijos, ahora falta el estado nacional. Argentina tiene potencial.