En los tiempos actuales, donde el celular es el dispositivo inteligente más habitual en nuestro día a día, para los negocios y cualquier actividad que quiera tener presencia en la red es fundamental contar con una aplicación. Con la llegada de internet a las pequeñas pantallas, se han convertido en imprescindibles para muchos y nos permiten realizar acciones tan específicas como necesarias, como el envío de correos electrónicos, el intercambio instantáneo de mensajes o la gestión de la cuenta bancaria. En este artículo, repasaremos algunos aspectos que refuerzan la idea de disponer de una app.
Argentina, territorio abonado a las apps
Según un informe de Sherlock Communications, la población argentina usa, de media, nueve horas y media el teléfono inteligente a lo largo del día. En parte, esto quiere decir que las plataformas especializadas que podemos encontrar en los dispositivos de bolsillo son una tendencia creciente de momento. Siete de cada diez personas participantes en el estudio usan entre seis y veinte aplicaciones a lo largo de la jornada. Estas cifras sitúan al país en el rango alto del ranking mundial. Por otro lado, en torno a un 4% de los encuestados mencionan usar dos o menos.
Si bien es cierto que las redes sociales y la comunicación en general son las que acaparan más atención e interés, en los últimos años ha habido una tendencia creciente en el juego. Y es que el entretenimiento más puro ahora está presente en los celulares de diferentes formas: desde aplicaciones que llevan a los smartphones prácticas tradicionales como el póker, adaptando sus partidas y campeonatos a los requisitos de esta vía de consumo; hasta videojuegos populares en grandes formatos, que responden a las nuevas demandas de la población.
Los beneficios de las aplicaciones
Las aplicaciones se han convertido en lo que en su día significaron las páginas web, que ahora están evolucionando a pasos agigantados. La gran mayoría del tráfico en internet se da en los teléfonos inteligentes y es allá donde uno debe estar si quiere obtener visibilidad. Son miles, hasta millones, el público potencial que puede mostrar interés en la actividad que se propone; pero, aun así, es importante tener en cuenta a qué perfil de cliente somos capaces de adaptarnos mejor e intentar ponerlo en el centro del diseño para ofrecerle en todo momento los servicios que pueda necesitar y una experiencia perfecta.
En relación con lo comentado en el párrafo anterior, una app es una forma ideal para dar a conocer una marca. Más allá de aparecer en las tiendas virtuales o como un apartado más en el sitio web, tiene la capacidad de transmitir confianza, proponer una buena forma de interacción y cierta modernidad. Sería importante que la plataforma en sí permitiera mostrar todo aquello que la compañía ofrece de una manera lo más visual posible y sin exigirle demasiada atención al usuario. Cuanto más sencilla sea la interface y la información mostrada, mucho mejor se sentirá la persona que la use.
En cuanto al servicio hacia el cliente, una aplicación también puede ser un punto diferencial. Es una vía perfecta para acercarse al consumidor o interesado, además de conocer sus tendencias y gustos a través de los movimientos que vayan quedando registrados. Toda esta información, desde las consultas más habituales hasta los apartados que presentan más clics, es de mucha utilidad para establecer las estrategias a un futuro a corto plazo si se usa bien. Contar con toda la información disponible posible, refuerza la toma de decisiones.
Más allá de la compilación de información y los servicios de atención que pueda haber, una aplicación es, por ahora, un canal de marketing directo de gran utilidad. A través de las notificaciones, de las cuales es recomendable no abusar en absoluto, se puede proporcionar cualquier detalle que sea potencialmente del interés de los internautas: últimas noticias, descuentos, actualizaciones o novedades. Esta manera directa de llamar la atención, hasta cierto punto, puede ser beneficiosa y despertar el interés; y, además, hacer destacar a uno por encima de la principal competencia, diferenciándose de su estrategia.