Buscado por los corredores que no quieren perder competitividad, el agente inmobiliario es un actor fundamental para expandir los vínculos y las operaciones comerciales de las inmobiliarias.
Detrás de este furor hay varias razones. Una de ellas es el contexto de crisis del mercado actual donde una actividad como la del agente inmobiliario brinda independencia, libertad y rentabilidad a quienes buscan el crecimiento económico y personal. Otro motivo, tal vez el más relevante, tiene que ver con la transformación de la cultura del trabajo que está viviendo el sector inmobiliario.
En Argentina, la figura del agente inmobiliario surgió hace casi dos décadas con la llegada de RE/MAX, empresa pionera en ofrecer servicios inmobiliarios complementarios a corredores y emprendedores. Este desembarco abrió el camino para la llegada, algunos años más tarde, de otras empresas como Century 21, Coldwell Banker y Keymex que también operan bajo el formato de la franquicia.
Pero también otras inmobiliarias, hoy a la vanguardia del sector a nivel nacional, incorporaron la figura del agente inmobiliario a sus estructuras de negocio, entre ellas Lépore, Soldati, Torivio Achaval y Roilands, por mencionar a las más destacadas. Córdoba no está fuera de esta tendencia ya que, sobre todo en la capital y en las grandes ciudades, existe una alta demanda de este rol por parte de los corredores. Numerosas inmobiliarias de las llamadas tradicionales se sumaron a la tendencia de contratar agentes inmobiliarios para ampliar su red de operaciones y ganar mercado.
La aparición del agente inmobiliario en la escena local reconfiguró la antigua figura del “vendedor” que era, por lo general, un empleado en relación de dependencia que cobraba un sueldo mínimo y que carecía de posibilidades de crecimiento.
En cambio, el agente inmobiliario irrumpe con otro perfil: son personas dinámicas y proactivas que buscan crecer económicamente y desarrollar su marca personal. No desean trabajar en relación de dependencia y, por el contrario, prefieren la independencia y la libertad que les brinda su actividad para poder desarrollar su propósito personal.
Entre sus principales atributos o cualidades, el agente inmobiliario se caracteriza por su capacidad comunicacional y organizativa y su predisposición para trabajar en equipo, pero fundamentalmente, se distingue por ser el portador de una alta motivación para cumplir sus objetivos.
Además, el agente debe conocer el mercado inmobiliario y tener capacidades de negociación. No obstante, la falta de experiencia en el rubro no significa un problema para encontrar un camino de desarrollo personal: muchas inmobiliarias cuentan con sus propios programas de formación y capacitación para entrenar y consolidar esas aptitudes y también existen ofertas de formación en el ámbito académico, como es el caso de la Universidad Siglo 21, de origen cordobés.