Por Eduardo Bocco. El dengue como infección tiene al menos dos siglos y sus efectos todavía no pueden ser combatidos con eficacia en nuestro país. El último brote llegó con mosquitos Aedes Aegypti provenientes de África, que ingresaron al país por Jujuy. Nadie le prestó atención y los gobiernos no dieron verdaderas políticas de salud pública para detener este problema que hoy ya es pandemia.
No alcanza ni mucho menos con alguna que otra campañita en los medios hablando del descacharrado y de no tener recipientes con agua estancada al aire libre. Tampoco sirve que, de vez en vez, un camioncito –o varios– recorran los diferentes sectores de una ciudad fumigando.
Desde que comenzó el problema, el presidente Javier Milei no ha dicho una sola palabra sobre el tema y recién el lunes 2 de abril el ministro de Salud de la Nación Mario Russo responsabilizó directamente por la situación al gobierno anterior, que no compró los larvicidas para distribuir en las provincias.
También enfatizó el ministro que el Gobierno nacional no avala que desde la política o los medios de comunicación se sume miedo y confusión y el ministerio seguirá trabajando para preservar la salud de la población.
En Argentina no hay vacunas y ni siquiera repelentes de insectos. Parte de la responsabilidad, sin dudas, es de la administración que condujo –o debió conducir– Alberto Fernández, pero ahora las áreas de salud tuvieron perfil bajísimo, ante la desesperación de la gente.
En Córdoba los gobiernos municipal y provincial parecen no darle demasiada importancia al tema, al menos también mantienen un perfil bajo sobre esta pandemia que asusta a toda la sociedad. Las urgencias económicas y la inverosímil pelea con el presidente Milei tienen a nuestros gobernantes ocupados y aparentemente saturados.
Si hacen algo, no se informa adecuadamente a través de redes sociales, por ejemplo. Es más, lo que supuestamente hacen tampoco alcanza. Es de Macondo que no se consigan repelentes de insectos. La Municipalidad comunicó que dispone de esos elementos los que destinará a familias postergadas. Gesto loable pero incompleto.
De la vacuna… ni noticias. Los problemas de billetera se llevan las principales miradas y mientras tanto, Juan Pueblo se anota en una lista de espera de una farmacia de barrio Alberdi para que, cuando lleguen, le puedan vender un Off o dos sobre de espirales. Patético.