Primera aclaración: el título de la nota puede cambiar apenas termine de leerla. Así de dinámica es la realidad que vive Uber en Córdoba. “Para ser sinceros, en la empresa van midiendo los ‘golpes’ que reciben, y en función de eso se actúa, aunque hay una estrategia definida”. La frase surge de una ronda de consultas con varios de los actores involucrados en el desembarco de la aplicación y que siguen de cerca los vaivenes que sufrió la compañía desde el momento en el que anunció que comenzaba a operar en Córdoba hasta que decidió suspender la prestación del servicio.
¿Por qué se tomó la decisión, para nada usual en el mundo Uber? La misma fuente lo explica: “Desde la empresa dicen que no se pueden pelear con todos. No es bueno estar peleados con la Municipalidad, los taxistas, los remiseros”. Y agrega: “No está definido, pero una de las ideas que prevalece es ingresar a un compás de espera hasta que asuma Martín Llaryora y allí sí, tratar de retomar la operación”.
Contrariamente a lo que vienen repitiendo asesores del intendente electo (“Uber no es una prioridad para Llaryora en el inicio de su gestión”), desde la aplicación consideran que el tema debe resolverse lo antes posible, con todos los actores participando.
Eso sí: la aspiración de la app es que la operación de Uber se rija mediante el Código Civil y Comercial: “Es un contrato entre privados. Uno que quiere viajar y el otro que pone el auto”, señalan allegados a la empresa. En ese contexto, la nueva integración del Concejo Deliberante, con muchos integrantes que consideran necesaria la discusión de un nuevo marco regulatorio para dar lugar a las aplicaciones, puede favorecerlos. Sí dejan en claro que de Córdoba no se van.
“Esta plaza es clave, no sólo por todo lo que hay que crecer en el interior, principalmente en las grandes ciudades, sino también por el desarrollo posterior en la Región Centro, con epicentro en Córdoba”, señalan las fuentes consultadas.