Ni siquiera toda la energía –y el cuerpo- que el gobernador Juan Schiaretti le puso a la
campaña en estas legislativas alcanzaron para que se quedaran con el objetivo real que
perseguían en El Panal: recuperar la banca al Senado y meter tres diputados en la
Cámara baja.
El rol del mandatario provincial, tratando de traccionar votos e imagen a las candidatas Alejandra Vigo y Natalia de la Sota, postulante al Senado y Diputados,
respectivamente, no surtió efecto y con él, el anhelo de “Schiaretti 2023” por ahora
queda en pausa.
Lo que viene será buscar cómo incidir en este juego del “equilibrio de debilidades” que
será el Congreso a partir de diciembre y ver de qué manera terciar con la banca
unipersonal de Vigo en el Senado y los tres diputados (Carlos Gutiérrez continúa hasta
el 2023) para lograr un juego en tándem con otros gobernadores que lideran partidos
provinciales.
Por ahora, un objetivo menor y mucho más parecido a la Tercera Vía que quedó trunca
en el 2019, con la famosa ancha avenida del medio que, cuando se fueron Roberto
Lavagna, Juan Manuel Urtubey, Miguel Pichetto y Sergio Massa, se transformó apenas en un pasaje o en una calle de una sola mano.
En la vereda de enfrente, el rol de los únicos ganadores que tuvieron los comicios del
domingo en Córdoba, Luis Juez y Rodrigo de Loredo, será contener lo logrado, no
obnubilarse con lo alcanzado ni con el récord del 54% y, fundamentalmente, no
creerse los dueños de los votos.
En la medida que puedan administrar esos egos, se convertirán en líderes de una
oposición cordobesa que hace años luce huérfana. Con mesías que naufragaron en
opacas gestiones y con otros que creyeron que alcanzaba con las bendiciones
foráneas.
Acá, tanto Juez como De Loredo, lograron administrar egos, regular visitas de alguna
figura nacional top dentro de la alianza y ver qué convenía y qué no. Desde ese lugar,
la provincialización del resultado será la clave para federalizar discusiones y protagonismos en una alianza que pecó de porteñocentrismo muchas veces.
Ganadores
Sin dudas, a nivel local, los ganadores fueron los cabezas de listas y en segundo lugar los jefes de campaña de los tres partidos que componen la alianza. En Córdoba no hay otros ganadores. Simple.
A nivel nacional, el jefe de Gobierno porteño terminó festejando. Es cierto que, por ajustado margen en provincia de Buenos Aires, donde su candidato Diego Santilli pintaba para goleada y terminó aguantando colgado del travesaño.
En Caba, María Eugenia Vidal controló al huracán Milei y entre los dos –la exgobernadora de Buenos Aires y el alcalde porteño- le dieron un autazo al expresidente Mauricio Macri. Ya hablan con el paquete accionario más repartido y no en una relación de CEO-Gerentes.
Un escalón más abajo, Patricia Bullrich también anotó un poroto importante. Sobre
todo, porque no se equivocó en la lista que bendijo en las Primarias en Córdoba.
Perdedores
A nivel local, el peronismo provincial con todos sus referentes; fundamentalmente, con las candidatas y con los líderes del espacio: Schiaretti y el intendente Martín Llaryora.
También en Córdoba, lo del kirchnerismo fue paupérrimo. Un desastre producto de
una lista mal armada, una campaña mal diseñada y una peronización que no surtió
efecto. En Córdoba, lo que venga con K, no encaja.
A nivel nacional, sin dudas el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina
Kirchner. La puja de poder los expuso aún más que después de las Paso y el futuro es
una incógnita. Alberto F. buscará calor donde encuentre; CFK buscará protección. Que
no es lo mismo.
El alivio para los derrotados, sobre todo en Córdoba, es saber que nunca se repite
ganador de intermedia con lo que se elige a cargo ejecutivo. A lo que se suma, sin
dudas, la cuchara peronista en una interna que fue disimulada en la filial cordobesa de
JxC: todos pelearán por lo mismo en 2023.