Según destaca en su informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales (WEO en sus siglas en inglés) presentado este martes en Washington, Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que la economía argentina se consolide durante este año y el próximo, con un crecimiento previsto del 2,5 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) tanto para 2017 como para 2018, en un contexto de recuperación de la actividad económica mundial. Además, pronosticó una caída en los índices inflacionarios, aunque estima que la variación de los precios seguirá por encima de las metas fijadas por el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
El Fondo expresa a su vez que se espera un rebote en el crecimiento argentino tras la recesión del año pasado, como consecuencia del crecimiento de los salarios – que impulsaron el consumo -, la suba en las inversiones – apuntaladas por la obra pública- y exportaciones que se beneficiaron con una mayor demanda. «Se espera que el crecimiento se mantenga en torno de 2,5 por ciento en 2018 en la medida en que la demanda privada continúe mejorando gradualmente» a pesar del telón de fondo de «una política macroeconómica restrictiva». Al respecto, el organismo señala además la existencia de «altas tasas de interés en términos reales necesarias para el proceso de desinflación y el comienzo de la consolidación fiscal».
En referencia al crecimiento económico, las previsiones del gobierno argentino son un tanto más optimistas. De acuerdo con los números contenidos en el proyecto de presupuesto 2018, las autoridades esperan que el año en curso termine con un avance de la economía del 3 por ciento, mientras que las perspectivas para 2018 se ubican en un 3,5por ciento; es decir un punto por encima de la previsión del Fondo.
Por otra parte, en cuanto referencia a la inflación, el Fondo estima que el año en curso terminará con una variación de 22,3 por ciento, en línea con los pronósticos privados, pero cinco puntos por encima del techo de la meta del Banco Central para el mismo período. En ese sentido, el informe señala que la marcha de los precios en el país ha comenzado a descender tras la aceleración sufrida el año pasado como consecuencia de la depreciación del peso y el ajuste de las tarifas. Ahora, el FMI prevé una tendencia descendente para los índices como consecuencia de la política monetaria restrictiva que mantiene el Banco Central y – destaca – porque las negociaciones de ajustes tienden a dejar de lado la inflación pasada y se vuelven más prospectivas, es decir mirando la inflación esperada.
Además, el FMI estima que el año próximo terminará con una inflación de 16,7 por ciento; es decir, nuevamente por encima del techo del 12 por ciento fijado por el BCRA. Pese a la discrepancia, el informe avala la estrategia de la autoridad monetaria argentina, porque «es necesario que la política monetaria se mantenga restrictiva en países en donde la tasa de inflación permanece bien por encima de las metas del Banco Central, como en Argentina y Turquía».
De todos modos, el FMI advierte que «la Argentina debe acelerar su consolidación fiscal en 2018». Hasta el momento, el mundo ha financiado a la Argentina, como lo demuestra el resultado de la cuenta corriente que arrojaría un resultado negativo equivalente a 3,6 por ciento del PBI en el año en curso (casi un punto por encima del resultado de 2016) y que se ensancharía hasta 3,7 por ciento del PBI en 2018.