«En Córdoba logramos hacer que la famosa triada que componen la academia, el sector público y el sector privado trabajaran en común. Así llegaron las primeras multinacionales y nació el Clúster Technology”.
La referencia es de un actor clave de los últimos 30 años en el terreno común en el que dialogan estos tres espacios: el exrector de la UNC, Hugo Juri, recientemente reconocido por Punto a Punto con el Premio Trayectoria de Oro. Juri trajo ese hito para comentar tan sólo uno de los múltiples ejemplos que dan cuenta del trabajo en conjunto en el que se combinan la investigación, la inversión, el emprendedorismo y las políticas públicas.
A casi un cuarto de siglo de la consolidación de la industria del software como un ecosistema complejo, con múltiples actores y enormes potencialidades estamos siendo testigos de una auténtica revolución silenciosa, que puede cambiar o al menos complementar el perfil productivo de la provincia.
Cuando todavía cientos de empresas se están sumando a la nueva ola hoy ya comprendemos que la Economía del Conocimiento es mucho más que las software Factory que hace décadas operan en Córdoba. También le dan forma los estudios de arquitectura que con metodología BIM venden sus servicios y proyectos a empresas desarrollistas en California, España o Dubai; los miles de profesionales que trabajan en estudios contables familiares o en mega corporaciones que ya pusieron un pie en la Docta; las consultora de recursos humanos especializadas en la gestión rápida de perfiles cada vez más demandados; los contact center y compañías de BPO que exportan sus servicios de gestión de contactos por toda Latam; las compañías de servicios de traducción que ofrecen el asesoramiento y capacitación para miles de firmas en todo el continente.
El campo de la EdC es cada vez más amplio y diversificado. También se encuentra en el trabajo de ingenieros cordobeses que diseñan procesos de control de calidad para yacimientos del litio en el norte argentino o en el sur de la provincia, en Río Cuarto o General Deheza, donde la biotecnología está reconfigurando la forma en que se alimentarán animales y seres humanos.
La EdC está a cada paso que damos. Y en Córdoba, donde el sector tiene un lugar destacado en la agenda de las administraciones locales, tiene todo para ser pensada, seriamente, como el nuevo motor de las empresas, las universidades y el Estado.
Claves de la EdC de Córdoba y su marco normativo
Un informe elaborado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba, destaca que las empresas locales del conocimiento son casi el 11% de las que existen en toda la Argentina, a la vez que están cerca de representar el 6% del total de compañías que hay en la provincia. Mientras que en 2023 toda la economía de Córdoba incrementó en un 5% la cantidad de puestos de trabajo, este segmento creció en nuevos empleos a más del 11% interanual, contabilizando hoy más 63.400 colaboradores.
Algunas de las actividades que el régimen cordobés de promoción impulsa son software y servicios informáticos y digitales; producción y postproducción audiovisual; biotecnología; biología; bioquímica; bioinformática; neurotecnología e ingeniería genética. También servicios relacionados con electrónica y comunicaciones; bienes y servicios orientados a soluciones de automatización y avances en ingeniería; ciencias exactas y naturales y ciencias agropecuarias y ciencias médicas vinculadas a tareas de investigación y desarrollo experimental.
Desde el ministerio que dirige Pablo de Chiara remarcan que “hay un marcado sentido estratégico en este acompañamiento que el Estado provincial viene brindando a un segmento productor de divisas y generador de empleos. Es una política de amplio alcance, institucionalizada a través de este régimen promocional y que entre otras cosas se vale de la característica potencia emprendedora cordobesa, así como del caudal de egresados que aportan las carreras universitarias de la oferta educativa local”.
Además, la ley otorga una asignación por seis meses por cada nuevo empleado contratado por tiempo indeterminado. Estímulo que es un 30% superior en el caso de contratación de mujeres, personas con discapacidad, residentes en zonas desfavorables, trasplantados, personas travestis, transexuales, transgénero o profesionales doctorados o posdoctorados en disciplinas CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
En concreto, los beneficios aseguran estabilidad fiscal por diez años y la exención, por el mismo período, del 100% en impuestos sobre los Ingresos Brutos, Sellos e Inmobiliario. Todo esto, a su vez, encausa en un proceso igualmente virtuoso “de formalización, impulsado por emprendedores que antes eran informales”, en palabras del ministro de Chiara.