Bank run es el término con el que se menciona en Estados Unidos a algo que en Argentina conocemos de cerca y que sigue generando fuertes dolores de cabeza cada vez que se escucha: una corrida bancaria. Fue lo que vivió hace una semana el Silicon Valley Bank (SVB), el principal banco con el que trabajan fondos de inversión, startups, empresas emergentes y emprendedores en el continente.
Hasta donde se pudo reconstruir la génesis de la crisis se sabe que buena parte de los fondos que el SVB tenía se destinaron a la compra de bonos del Tesoro norteamericano, es decir una de las inversiones más conservadoras. El problema se generó cuando miles de ahorristas y clientes del SVB comenzaron a retirar su dinero luego de que la suba de tasas de interés que dispuso la FED afectara el valor de esos bonos.
Tras eso, el SVB comunicó que vendió parte de los bonos para hacerse con liquidez y enfrentar obligaciones. Pero el movimiento generó un mensaje negativo y la corrida tomó velocidad y volumen: en pocas horas se fugaron del banco unos US$42 mil millones.
La suerte del SVB estaba echada y comenzaría una nueva historia que todavía se desarrolla: la decisión del Departamento de Protección e Innovación Financiera de California de cerrar el banco y luego la intervención por parte del gobierno norteamericana de asegurar los fondos de los depositantes y de crear una nueva sociedad para trabajar en un camino de transición hasta que aparezca un comprador que reencause al banco.
Cabe recordar que en EEUU los depósitos de hasta US$ 250 mil están protegidos por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos. Con todo, el pánico fue mayúsculo.
Punto a Punto dialogó con el director de uno de los venture capital más importantes del país que tiene sede en Córdoba y que era cliente del SVB de forma directa y operaba activos de numerosas startups locales.
Desde adentro. “De los colegas cercanos no conozco a ninguno que no lo haya afectado. El jueves 9 fue la corrida y las transferencias grandes quedaron adentro. El viernes 10 el banco quebró y hasta que no salió la FED el domingo a la noche a decir que se iba a hacer cargo de los depósitos fueron tres días de locos. La mitad del portfolio nuestro estaba en el Silicon Valley Bank. Entonces, emprendedores afectados hubo un montón. Nosotros incluido, porque teníamos un fondo importante ahí. Fue un fin de semana espantoso, con mucho estrés. Lo vivimos como el 2001, cuando en Córdoba se dio la caída del Suquía, se hizo la corrida y quebró el banco”, cuenta el ejecutivo que pidió reserva de su nombre.
“Que pase en Argentina ya lo habíamos vivido, pero que pase esto en Estados Unidos era surrealista. Hubo muchos afectados en Córdoba, Buenos Aires y Mendoza. Creo que más de 20 startups argentinas estuvieron adentro. Lo positivo fue la respuesta del gobierno de Estados Unidos que salió a respaldar y a responder y eso calmó las aguas”.
-¿Cómo fueron esas primeras horas? ¿Tratar de salir, esperar un poco…?
-Cuando nos enteramos del problema todo el mundo salió o intentó salir corriendo. Lo antes que se podía. El que no tenía cuentas en otro banco salió a abrir cuentas el fin de semana. En ese sentido hay bancos digitales que funcionan muy rápido como el Mercury. Incluso hubo bancos tradicionales que armaron ventanillas especiales para operar y recibir a los que salíamos del Silicon Valley.
Nosotros ya teníamos cuentas en otros bancos, el punto es que las transferencias no salían, quedaron trabadas en el proceso. El jueves 9, el día de la corrida, todo el mundo se puso a transferir e intentar salir. Las transferencias chicas salieron, las transferencias de más de US$ 500 mil se trababan, entonces suponemos que ahí estuvo el corte. Esas no salieron y quedaron todas adentro. Nosotros quedamos con un par de transferencias adentro porque superaban esos montos. Fue trabajar mucho y estar pendiente todo el fin de semana. Al final, terminamos de ver los fondos acreditados el martes 14.
Como sigue el proceso. Tras la intervención del gobierno el banco adoptó una nueva denominación para llamarse Silicon Valley Bridge Bank. Y abrió una etapa de búsqueda de ofertas para su compra. Hubo un plazo inicial que era hasta el miércoles 22 de marzo, pero recientemente se difundió la idea de esperar hasta fin de mes para contar con más opciones de compra.
“El gobierno lo nacionaliza, creó una nueva entidad jurídica, se hace cargo de los depósitos, pone a la venta toda la cartera y los activos del banco y se sale del medio. El Estado lo que hace es operar como un seguro de transición para los depositantes. Los inversores y accionistas del banco perdieron todo y el gobierno en eso no les va a dar una solución”.
“Estoy bastante asombrado de lo eficiente que es a nivel de regulación el gobierno, porque si bien EEUU es la tierra de la libertad en este caso no se dejó que funcionara como tal y salió a parar el quilombo. Está claro que el contagio iba a ser infernal. Lo vimos con la crisis del Credite Suisse. El coletazo empezaba a golpear para todos lados. Ahora lo que estamos viendo es cómo evoluciona esto porque queremos volver, queremos volver a operar con el Silicon Valley Bank si sigue funcionando estamos viendo de trasferir para operar.
-¿Esto en el fondo fue un problema de liquidez, pero no de solvencia? ¿Eso es lo que los define a pensar en que pueden volver al banco?
-Exacto. Fue un problema de liquidez, no de solvencia, pero ahora el banco quedó volteado. Hoy estamos viendo quien termina de comprar el banco. El banco fue intervenido por el gobierno, prácticamente nacionalizado y están buscando quien lo compra. Se supone que alguien lo va a comprar porque hay una cartera de clientes muy grande, muy valiosa, pero en teoría es algo que se va a conocer en las próximas horas.
-¿Cuál es el Plan B suponiendo que la inestabilidad sigue un tiempo?
-A nivel operativo es simple, todos estamos operando desde otros bancos. Eso ya está funcionando. Nosotros teníamos otro banco, que no usábamos. Hoy lo hacemos. Lo operativo es lo de menos. La cuestión más de fondo es la inestabilidad global que hay a nivel macro que se tiene que terminar. Este problema vino a raíz de la suba de tasas que mete EEUU para contener la inflación. Tienen que parar con esto un poco. Está todo muy movido a nivel macro y eso hace que haya mucha volatilidad.
-¿Hay mercado para trabajar regionalmente? ¿O no es una opción?
-Algo hay. En Argentina no, no hay seguridad jurídica. Desde el momento que Argentina no tiene un dólar real no se puede operar en Argentina.
-Frente a un banco que cae, ¿es más opción esperar que vuelva antes que operar acá?
-Pero a ver, podemos operar con bancos en Chile o en Uruguay perfectamente. Son buenas alternativas. Argentina no es una alternativa, no podemos hacer transferencias.
-Y al margen de lo operativo, acá tampoco hay capital.
-No, tampoco. Exacto. El mundo de las startups no puede estar acá porque no funciona el sistema acá. No se le puede pagar a un empleado que esté en Perú. Hoy la industria es global, los empleados están repartidos, lamentablemente el sistema argentino nos deja afuera de operar.
Too big to fail.
-El rescate del gobierno permitió que ninguna startup haya quedado golpeada de muerte.
-Claro. El gobierno puso el 100% de los fondos. Vos entras al banco y los fondos están. Fue un gran susto y se contuvo los efectos reales. Cuando hay tanta gente y empresas adentro de un banco siempre aparece la solución porque el problema es mucho más grande. Si el gobierno no se mete la bomba termina salpicando a todo el mundo. En este caso hubo mucha colaboración entre la comunidad. Estuvo duro, intenso, el aprendizaje es que hay que diversificar los bancos. Si no hubieran salido a respaldar los depósitos toda la industria tecnológica global hubiera quedado muy golpeada.