Cuando hace algunas décadas la conciencia y la necesidad ineludible de repensar la forma en la que producimos, gestionamos nuestros recursos, manejamos nuestros residuos cobró fuerza surgieron miles de iniciativas para mitigar los impactos que generamos en el entorno.
Nuestras acciones tienen huella no solo en el medio ambiente, también implican mirar las consecuencias en los planos sociales y culturales de lo que hacemos y de lo que no hacemos. El movimiento llegó al sector privado y comenzó a hablarse de Responsabilidad Social Empresa. Y de a poco cientos de empresas se sumaron,
sabiendo que el camino de la RSE y la sustentabilidad era el mejor.
Hoy no solo sabemos que es el mejor. Es el único. Y las empresas, movimientos sociales y organismos públicos que lo entienden son las que están haciendo la diferencia. Hacia adentro y hacia afuera de sus estructuras sumando programas e iniciativas de impacto económico, ambiental, social y político.
El camino de la RSE y la Sustentabilidad ya no se trata de sumar un costado anecdótico al core de los negocios. En la mayoría de los casos, las empresas y organismos están entendiendo que el corazón de lo que hacen seguirá latiendo si se modifica la forma en que se venían pensando los negocios e intervenciones. Es un cambio radical en el pensamiento que abre las puertas a infinidad de nuevos negocios y oportunidades.
Junto a las RSE y los esquemas de sustentabilidad nace la Economía Circular. Frente a la economía lineal de extracción, producción, consumo y desperdicio, la economía circular alienta un flujo constante, una solución virtuosa, en la que los residuos puedan ser utilizados como recursos para reingresar al sistema productivo.
Así, llegamos a modelos de negocios sostenibles para la producción que alientan una nueva perspectiva ambiental, sanitaria, social y económica. El futuro llegó. Y como dice la canción, hace rato. Desde este nuevo Dossier de Punto a Punto reflejaremos cómo se está trabajando en este nuevo camino. Y quienes son los
protagonistas de la nueva economía.