El Senado dará luz verde a un proyecto tan festejado por empresas como ambicioso. Promoverá el crecimiento de un sector capaz de generar ventas al exterior por u$s15.000 millones, cifra similar a la del complejo sojero, que concentra el 25% de las exportaciones.
Se trata de la Ley de Economía del Conocimiento, que ya obtuvo su media sanción en Diputados por amplísima mayoría (182 a 2) y plantea beneficios impositivos para una actividad que vendió al extranjero por u$s6.028 millones entre el tercer trimestre de 2017 e igual período de 2018, último dato publicado por el Ministerio de Producción.
De esta forma, superó a los complejos minero-metalífero y petrolero-petroquímico en exportaciones, ubicándose en cuarto lugar, detrás de los rubros oleaginoso, cerealero y automotriz.
El proyecto, impulsado por el Gobierno y avalado por todas las empresas del sector,apunta a darle un fuerte impulso a las ramas tecnológicas, científicas y creativas, que serán vitales de cara a lo que viene. Es decir, en vistas a un futuro dominado por la automatización. En virtud de ello, contempla las siguientes actividades:
– Industria 4.0 (inteligencia artificial, robótica, Internet de las Cosas, realidad aumentada y virtual, entre otros)
– Biotecnología
– Geología
– Servicios profesionales de exportación
– I+D en ingeniería y ciencias exactas, naturales, agropecuarias y médicas
– Nanotecnología
– Sector aeroespacial y satelital
– Producción audiovisual
También propone una reducción de los costos laborales e impositivos, estabilidad fiscal y el fomento de nuevas compañías en estas actividades. Más aún, plantea la creación de 215.000 empleos altamente calificados para que las empresas locales pueden competir mejor a nivel global.
El proyecto, que tiene como antecedente el Régimen de Promoción de la Industria del Software, amplía los beneficios de este programa que vence en diciembre y los extien de hasta 2030. Y podría alcanzar a más de 11.000 compañías.
«La industria del conocimiento no sólo es un sector que tiene la posibilidad de crecer sino, fundamentalmente, de mejorar la productividad del resto de la economía», asegura Mariano Mayer, secretario de Emprendedores y Pymes de la Nación.
El funcionario subraya que la meta es «duplicar la cantidad de personas que trabajan en esta rama clave de actividad». Y añade: «Queremos aprovechar para aumentar la productividad de la industria automotriz, el turismo, el agro, entre otras».
La iniciativa exige ciertos requisitos a las empresas, de modo tal de poder ser alcanzadas por los beneficios. Específicamente, deberán cumplir con los siguientes ítems:
– Invertir al menos el 3% de sus ingresos en investigación y desarrollo
– Exportar, como mínimo, una cifra equivalente al 13% de su facturación
– En el caso de servicios profesionales, ese porcentaje se eleva al 45% (Pymes) y al 60% (grandes empresas)
– Destinar como mínimo el 8% de su masa salarial a la capacitación de los empleados
– Acreditar una mejora continua de la calidad de sus productos, servicios y procesos mediante una norma de certificación