Esa decisión, que tuvo lugar el 12 de julio, es la pena que sufrío Facebook en 2016 al otorgar acceso a los datos privados de sus usuarios a la firma de inteligencia política Cambridge Analytics. Tanto en el caso de Cambridge Analytics como en el análisis de la iniciativa Calibra/Libra, lo que se debate es el respeto a la privacidad de los datos de los usuarios de Facebook.
Los voceros de Facebook explican que el objetivo de la compañía es crear un sistema de pago digital disponible para cualquier persona con un teléfono inteligente.
Facebook no está solo en este esfuerzo: 27 empresas denominadas la Asociación Libra, que incluye Visa, MasterCard, Spotify, Uber, Lyft, Mercado Pago y PayPal, por mencionar algunos, son sus socios. Libra es solo uno de los 2.200 bitcoins que ya existen.
La falta de control y protección de estos preciados datos expone a los usuarios a condiciones de riesgo contra las cuales no pueden defenderse, ya que la protección de estos datos está en manos de terceros.
En este contexto, es sorprendente que la criptomoneda de Facebook lleve a la compañía a participar en más iteraciones con sus usuarios, recopilando y almacenando aún más datos de ellos. Esto aumentará la exposición a la que pueden estar sujetos sus usuarios si las violaciones de datos y las violaciones ocurren nuevamente.
Este riesgo puede disminuir si las empresas analizan sus procesos. Y a partir de ahí, determinar qué información sobre sus usuarios es realmente esencial para mantener en sus bases de datos.
El mundo digital está interconectado y esto tiene un impacto en el tema de la privacidad. Existe una clara relación de corresponsabilidad entre las diversas compañías que conforman la cadena de mantenimiento de datos personales de clientes y usuarios. Cada componente de la cadena, cada eslabón, debe determinar en sus procesos las medidas necesarias para garantizar la privacidad de los datos, estén donde estén, circulen por donde circulen.