A los 90 años murió Américo Alladio, uno de los empresarios industriales más destacados de la provincia de Córdoba. Fundador de José M. Alladio e Hijos, la mayor fábrica de lavarropas y secarropas en 1949 y que con el paso del tiempo sumaría la primera fábrica de lavajillas de Latinoamérica, Alladio puede considerarse un verdadero emblema de la industria local.
La historia de José M. Alladio e Hijos S.A parece de película: la empresa nació a comienzos del siglo XX cuando Américo, junto a su padre José (hijo de un inmigrante italiano), se decidieron a fabricar lavarropas cuando Luque ni siquiera contaba con energía eléctrica y armar un lavarropas insumía unas 200 horas hombre.
Nada se interpuso en los planes de Américo y su padre. A tal punto que en la actualidad dos de cada tres lavarropas que se venden en el país salen de la planta de Luque, que emplea a más de 1.500 empleados.
Entre los muchos hitos que la firma tiene para destacr se encuentra uno muy especial: en 1975 la marca Drean quiso comprar la fábrica, pero la devaluación que se produjo con el Rodrigazo frustró la operación. Tiempo después, Alladio fue quien compró Drean y Aurora, firmas que fueron durante muchos años sus clientes e impulsaron la marca Alladio.
En el 2010, los suscriptores de Punto a Punto eligieron a don Américo como “Empresario del Año”. En la entrevista realizada en la sede de la empresa antes de que se conocieran los premios, dejó varias frases cargas de humildad y muchas enseñanzas.
“Una de las cosas que más valoro es la sensibilidad para hacer cosas y siempre me gustó hacer cosas útiles. Usted me pregunta si estoy realizado… Mire, nosotros nunca tuvimos el sueño de tener una empresa de esta envergadura. Pero partiendo de la premisa de que el espacio vacío alguien lo va a llenar, nos fuimos expandiendo”, aseguraba el empresario, quien enseguida aclaró que prefería que lo llamaran “industrial”.