“Todo el ecosistema blockchain en sumamente colaborativo como no se ha visto en ningún lado. Si vos pedís ayuda o conocimiento a alguien que está haciendo lo mismo te lo da, no piensa que sos un competidor, al contrario. Así se construyó, no hay nadie que tenga 15 años de experiencia en esto. Si no es colaborativo no podés crecer”.
Esa filosofía, que narran desde CriptoLab, explica buena parte del momento que viven las criptomonedas y en particular un negocio que se está consolidando, sumando experiencias y en franca expansión como es el minado de criptmonedas. El minado es el proceso a partir del cual se generan y circulan los activos cripto y que “nacen” en lo que se conocen granjas de minado.
Una de las granjas más importantes de Córdoba es justamente la de CriptoLab, una firma que comandan Federico y Santiago Miranda junto a Germán Guismondi. La granja está llegando a los 800 Rigs para minar la criptomoneda Ethereum que funcionan en el coworking de Ciudad Empresaria.
Qué es la minería. A través de la resolución de algoritmos con procesadores la minería valida transacciones dentro de un bloque. “La tecnología es blockchain, información unida en un bloque, la última información de un bloque es la primera del siguiente. Entonces lo que hace la computadora es ir validando operaciones, son como libros contables que están distribuidos y que se validan. Se resuelve un algoritmo y se arma un bloque. Puede servir pensar en la analogía de un bloque como una caja de cartón. El primero que arma el bloque o la caja de cartón puede ir a que le llenen la caja de cartón con información. En cada caja entran 2.500 transacciones. Es la forma que tiene la blockchain de emitir moneda. A medida que se resuelve un bloque se imprime, eso le da control a la impresión de moneda”, explica Santiago Miranda.
“Un banco necesita una supercomputadora que es la que chequea y valida las operaciones. Como esto es descentralizado, no hay un entre central que lo maneje, se necesita un poder de cómputo para poder validar todas las operaciones que se hacen en Ethereum. Ahí entramos nosotros poniendo nuestros equipos. Es como las computadoras que tienen los bancos, pero en un sistema descentralizado. Y por hacer ese servicio se paga en criptomonedas”, completa Guismondi.
Santiago y Federico Miranda dieron sus primeros pasos en el minado luego de pasar un par de años previos como inversores de bitcoin. “Empezamos a minar con dos plaquitas en el 2016 en una PC y ya en el 2019 con un poco más de inversión nos metimos más fuerte. Pero después nos dimos cuenta que las placas no pagaban ni la luz”, cuenta Federico.
“Hace un año y medio quisimos darle más entidad y pensamos en el armado de una empresa para poder acercar la minería que es una oportunidad de negocios hoy y probablemente durante los próximos 5 años siga siéndolo. Acercárselo al inversor tradicional que no tiene acceso por falta de conocimiento. Que no le haga falta que sepa nada técnico para poder invertir en minería. Yo no sé hacer una mezcla y no por eso no invierto en un departamento. Esa fue un poco la idea madre, sacar las cripto y la minería de las sombras”, plantea Santiago Miranda.
“Hoy tenemos amigos que son abogados y tienen un rig de minería en su despacho. O hay gente en los galpones minando colgándose de la luz. Lo vemos como un servicio para ofrecer a los inversores tradicionales. Ya el ladrillo como inversión no es lo que era. La forma de acercar eso era trabajando para reducir los riesgos al inversor para que se anime a meterse en un ecosistema nuevo, en una forma de invertir nueva. Armamos la sociedad anónima con la minería como unidad madre, pero también tenemos proyectos de NFT y smart contract que entendemos el que se va a venir”, apuntan.
La primera experiencia a mayor escala fue en un edifico en Nueva Córdoba: “Hicimos todo el cambio de instalación eléctrica y lo mismo saltaba la conexión. Estábamos en Tránsito Cáceres y Rondeau, frente al Parque Sarmiento. Hicimos la obra y reventamos la fusiblera del edificio dos veces. Habíamos avisado, habíamos cambiado la instalación y de todas formas nos saltaba. Por eso decidimos buscar un lugar que nos dé escalabilidad. No habíamos terminado de instalar todo adentro y ya nos quedaba chico. Teníamos 180 placas. No nos entraba en el departamento”, recuerdan.
Así apareció Ciudad Empresaria como el lugar ideal para montar su granja. Les ofrece escalabilidad energética, la posibilidad de refrigerar y la chance de crecer en metros para poder soportar nuevas inversiones. Además de ser un espacio homologado y con seguro de los equipos en dólares.
-¿Qué monedas minan y cómo es ese sistema?
-Minamos Ethereum y otras monedas. Pero una novedad que implementamos es que armamos una especie de cooperativa entre los inversores. Cuando entra un inversor adquiere una capacidad de minado con su equipo. Hoy con US$ 25 mil logra 840 megas de procesamiento. Nosotros hoy tenemos casi 23 gigas de procesamiento de datos. Entonces eso significaría que el inversor tiene un % del poder total de minado. Así es mucho más estable el ingreso.
-¿Cuál es el ticket de ingreso para un inversor?
-El ticket de ingreso que manejamos es de US$25mil que son 12 placas propiedad del inversor que representan 840 megahertz. Es muy importante el poder de megahater que vas a tener. El precio de procesamiento es público entonces cada inversor sabe cuánto están generando los equipos que tiene. Nosotros no hacemos un arbitraje sobre el precio de lo que se está produciendo, pero garantizamos que los equipos trabajan para generar lo que se paga en el mercado.
-¿Un inversor que entra con US$25 mil qué rentabilidad tiene y cómo se hacen los pagos?
-La rentabilidad se puede analizar mirando los datos de dificultad de hoy y haciendo un mapeo en todos los comprobantes de pago que hicimos. Un inversor que entró hace un año, si no vendió el Ethereum y lo acumuló, recuperó el 96% de la inversión en 12 meses. Es un cálculo hecho en base a un precio de US$3.600. Ahora, si vendió todos los lunes tiene un promedio del 4,5%, 4,8% mensual. Eso es lo que pasó, la gestión de la cartera es de cada inversor. Nosotros lo que sugerimos, cuando el precio supera los US$ 4.200 es que empiecen a pensar en tomar ganancia, son buenos puntos para que el ROI sea más corto. Hay gente que tenía un capital, no llega a comprar un departamento, metió US$ 25.000 y tuvo meses de ganar US$1.200, meses de ganar US$750, otros US$900, etc.
-¿Cobran un fee, un porcentaje?
-Cobramos un fijo de US$ 25 por placa que nos permite mantener los costos, asegurar la operatividad de la empresa. En 12 placas son US$300 y lo puede pagar en Ethereum, se descuenta de la producción o en efectivo.
-¿Cómo es el perfil del cliente inversor?
-Nosotros tenemos un poco de todo. Hay gente joven, hay gente grande. A todos les damos asistencia de cómo abrir su wallet, todo el funcionamiento interno, explicarles que van a recibir un activo, se le transfiere lo que se produce.
Un polo para Latam. “Perseguimos dos objetivos en CriptoLab: uno es poder posicionar a Córdoba como capital blockchain de Latinoamérica y creemos que lo vamos a lograr teniendo un pool de minado donde todos los mineros puedan trabajar y no tengan que llevarse su información al exterior. Y el otro punto clave es formar mano de obra, programadores para blockchain. Hay que pensar que el mercado es global, entonces si nosotros logramos generar ese puente de capacitación vamos a crecer. Pero no buscamos un enchufe barato para nuestro proyecto, creemos en poder tener una empresa sustentable, en todo lo que hace a eso. Ser sustentable financieramente, ecológicamente y socialmente”, completan.