Por Gabriel Silva.
El GPS 2023 le marcó al gobernador Juan Schiaretti una parada clave para sostener su sueño presidencial: la bendición del Círculo Rojo que le permita al cordobés pensar en un rol importante el año próximo. Si está para encabezar, acompañar completando un binomio o aportar a la coalición que suceda a Alberto Fernández, se verá una vez que se terminen de acomodar los melones.
Por ahora, el entorno del mandatario provincial sabía que las dos paradas de esta semana –el almuerzo en la Fundación Mediterránea y la disertación en el Malba organizada por el Grupo Clarín- serían una prueba de fuego. Tal vez por eso, la minuciosidad del propio Schiaretti en el repaso de los ejes y los números del discurso del lunes que tuvo detrás la lapicera del ministro de Finanzas, Osvaldo Giordano.
Desde el arranque, Schiaretti sabía que hacía escala en un terreno amigable. Un auditorio que lo escucha, con el que habla más allá de la eventualidad del almuerzo y que no estaba ahí para ponerlo a prueba.
Entonces, sobre esos parámetros, destacó el modelo de gestión Córdoba, de ése que le gusta hablar; criticó el déficit fiscal, intentó ponerse por encima del resto de los gobernadores cuando repasó la política tributaria y la masa estatal en la provincia, y tomó distancia de la Nación. Últimamente, su deporte preferido. Buscar la equidistancia en la grieta, pero si hay que estar más lejos del Frente de Todos que de Cambiemos, lo va a hacer. No tiene problemas.
Se convierte en el canciller de Corea del Centro en cuestión de segundos, aunque siempre tendrá más gestos de diplomacia con algunos dirigentes de Juntos por el Cambio. Con algunos.
Los dardos a Nación. El viernes, desde El Panal confirmaban al diario PERFIL CORDOBA que los ejes estarían puestos en las finanzas de las arcas provinciales. La deuda, la obra pública, el superávit y el ingreso a la nueva normalidad. Sin embargo, pocos se animaban a confirmar sobre el final de la semana pasada que haría alusión a Balcarce 50.
Y lo hizo. Con sustento –“sólido”, dijo un empresario a Punto a Punto-, pero lo hizo. Sobre todo, cuando criticó el déficit y señaló “el Estado debe mantener equilibrio fiscal. Uno puede tener alguna vez desequilibrio fiscal, pero no siempre. Y cuando eso ocurre, el Estado debe tener los recursos fundamentales para cubrir las necesidades y las inversiones que necesita una provincia para poder desarrollarse”.
Para luego agregar una frase que ya había utilizado en la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura: “debe haber tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario”.
La oposición, crítica. Culminado el discurso de Schiaretti, los primeros cuestionamientos llegaron desde el radicalismo. Silencio sincronizado del PRO, jugada estudiada de Luis Juez, y arremetida radical.
Juez, estuvo entre los presentes sentado en la misma mesa con los radicales Rodrigo de Loredo y Marcos Ferrer. Sin embargo, las primeras críticas llegaron por parte del presidente del bloque UCR en Diputados, Mario Negri.
El veterano parlamentario acusó a Schiaretti de “relatar una situación ficticia”. “Córdoba no es lo que dicen la publicidad ni el discurso oficial; no es un caos, pero tampoco el paraíso que venden”, arremetió Negri.
En tanto, De Loredo, que mantuvo una reunión junto a Ferrer y Juez con el economista y titular del Ieral, Carlos Melconian, dijo: “creemos que lo dicho por el gobernador no se condice con la realidad que está viviendo el ciudadano de a pie a lo largo y ancho de toda la provincia”.
Esta jugada en bloque del radicalismo, algunos la interpretaron como una urgencia por bloquear un Schiaretti que en modo emergente pueda atar un acuerdo con los popes de la UCR Nacional.
Lo dicho: la pelea por la bendición del Círculo Rojo dejó reminiscencias del bipartidismo de otras épocas en el arranque de la semana.