Por Eduardo Bocco
La reunión sorpresiva entre Mauricio Macri y Martín Llaryora que se realizó en las oficinas que el ex presidente tiene en Vicente López levantaron una polvareda en la oposición y hubo desde signos de preocupación, en Rodrigo de Loredo, por ejemplo, hasta lo que podría llamarse ataques de ira por parte de Luis Juez.
Socios de la misma aventura, Juez y De Loredo no abandonaron sus estilos para opinar sobre este encuentro y las voces críticas se sumaron.
Obviamente, quien se restregaba las manos era Juan Schiaretti, quien hasta hace un par de días tenía todo a favor si se buscaban los saldos de la reunión. Otra vez, había aparecido la cuña y Juntos por el Cambio la sufría.
Era todo ganancia para el gobernador, para el intendente de Córdoba y candidato a gobernador y para todo el peronismo.
Sólo algunas voces críticas dentro del justicialismo, como Martín Gill, que apeló a una reflexión que en su momento salió de los labios del fallecido ex gobernador José Manuel de la Sota: “Si suman a Macri no cuenten conmigo”.
A los habitantes del Centro Cívico, la crítica les pareció módica y sobre todo tolerable, en medio de un escenario político convulsionado y desbordado por los imprevistos. El resto del PJ hizo mutis por el foro, salvo el kirchnerismo que no se pronunció de manera contundente pero que ya mandó a decir que presentará lista propia en los comicios del año próximo, que seguramente se realizarán en el segundo trimeste.
Sin embargo, el palo para Schiaretti y Llaryora vino de un sector posiblemente no esperado: de los intendentes justicialistas, que no toleraron la reunión y lo que consideran una ofensa para los peronistas. Están convencidos que Llaryora le ofreció la candidatura a vicegobernador a un hombre de Macri.
De allí la queja y el sinsabor porque argumentan que ellos trabajan todo el tiempo desde hace años y a la hora de recolectar la cosecha “desde arriba se ofrece graciosamente la segunda candidatura más importante” a un extrapartidario.
Hace unas semanas, desde el riñón de Llaryora dejaron trascender que Schiaretti y el candidato podrían buscar a un extrapartidario para completar la fórmula de Hacemos por Córdoba. Y mencionaron en ese sentido de Carlos Briner (intendente de Bell Ville), Myrian Prunotto (intendenta de Juárez Celman) y algún dirigente del PRO, aunque en el último caso no se brindaron detalles.
En realidad, a esta especulación los intendentes no la tomaron en serio y sospechaban que cuando se hablaba de un referente del PRO había que pensar en Gustavo Santos.
El valor de las cosas
Ahora, con esta reunión realizada, las cosas tienen otro valor y se vuelve a hablar del pacto no escrito ni tampoco probado entre el ex presidente y el gobernador cordobés. “Todos los caminos conducen a Roma”, señaló un desencantado intendente. Y recordaba que los jefes municipales del interior están un poco cansados de trabajar
para el partido de gobierno sin recibir compensanciones “porque los cargos siempre tienen nombre y apellido antes de largar la carrera”. Por eso, lanzaron su operativo presión: amagar con no realizar la elección de intendente en la misma fecha que la de gobernador.
“No nos dan la re re, pero quieren todo”, continuó el dirigente con su lamento.
En realidad, hay que seguir muy de cerca el tema de la reelección porque saldría antes de fin de año, incluso sin el concurso de legisladores de la oposición. El tema es así porque debe sancionarse una ley provincial que habilite la instancia de excepción.
Así son las cosas hoy por hoy. Golpe y contragolpe. Lo que hay que decir es que la posición de los intendentes incomoda y tiene en sesión casi permanente a los principales escuderos del gobernador.