El radicalismo busca muscular. Cree que el 2023 está para cualquiera tanto a nivel nacional como provincial y conviven con la idea de que todos parten desde un mismo lugar.
Para las presidenciales, el jujeño Gerardo Morales y el diputado bonaerense Facundo Manes se le paran a los alfiles del PRO, Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Y en Córdoba, la esperanza blanca es Rodrigo de Loredo, ya sea para recuperar la Ciudad o para presionar a Luis Juez por el casillero más importante del año próximo: definir al sucesor de Juan Schiaretti en El Panal.
Con todo esto en la mesa, el viernes y sábado de esta semana se verán las caras en el tradicional encuentro de Villa Giardino los correligionarios de todo el país. Y las discusiones serán varias, entre ellas, el peso provincial y el rol del partido en el esquema nacional; donde persiguen la ambición de no correr de atrás al PRO y soportar la embestida libertaria que encarna Javier Milei.
Los gestos a Schiaretti. Hace dos semanas, PERFIL CORDOBA adelantó que tanto Morales como De Loredo iban a ser los más incómodos. Por motivos distintos, claro está. El gobernador jujeño y presidente de la UCR Nacional, por las fotos y conversaciones con Schiaretti; el diputado, porque le pedirán que sea candidato a gobernador y eso tensiona su vínculo con Juez.
Sobre lo primero, en la semana el titular del radicalismo cordobés, el negrista Marcos Carasso dijo que «son gestos de gobernabilidad pensando más allá del 2023». Y que los encuentros recientes no significan un acercamiento previo a las elecciones del año próximo. Algo de lo que incluso muchos radicales sospechan.
Morales está lanzado al 2023 y no quiere herir susceptibilidades de los propios. Antes del asado de los moderados con Schiaretti había estado en Córdoba en un encuentro de radicales puros en Vicuña Mackenna. Sabe que en la relación con los propios, le saca una ventaja en la disputa interna a Manes y al senador Martín Lousteau.
Al primero, porque los puristas radicales lo consideran un outsider; al segundo, porque el archivo de su época de ministro de Economía K está en el recuerdo de varios. Sobre todo de Mario Negri, el aliado en Córdoba que tiene Morales. Igual, más allá del acercamiento en clave de Lista 3, el jujeño es consciente de que varios correligionarios le pedirán explicaciones por los contactos con Schiaretti. Los que se saben y los que no.
Manes, por su parte, también coquetea con el gobernador peronista pero en Córdoba no lo ven como problema. Creen que el resto de JxC no lo dejará crecer y lo va a limitar a provincia de Buenos Aires, en una disputa donde podría competir nuevamente con Diego Santilli o con María Eugenia Vidal.
De Loredo, entre el clamor y la presión. El otro en foco será De Loredo. El diputado va rumbo a un operativo clamor de varios que sólo buscan una presión con Juez. Aunque cerca del radical excandidato a intendente digan que todo respaldo es bienvenido.
De Loredo no tomará definiciones el fin de semana. Seguirá mirando encuestas, coqueteando con la Ciudad y recorriendo la provincia. Se sabe por encima de todos en el radicalismo y prefiere seguir surfeando la ola.
El resto. Más allá de De Loredo, mucho radical mirará al resto. Entre ellos, los candidatos 2019, Negri y Ramón Mestre. El primero más cómodo que el segundo, porque conserva poder en el Congreso, controla el partido a través de Carasso, jugó a la unidad en la Unicameral y apuesta a la visibilidad de su hijo Juan, de cara al 2023.
Lo del exintendente es más complicado. Se desdibujó en el último tiempo, está cerca de Morales y su futuro es una incógnita.