La implementación de energías renovables conforma una de las industrias más dinámicas del mundo, con una tasa media de crecimiento anual de 36% durante los últimos seis años.
Argentina no escapa al “boom” de las renovables, algo que se puede observar en algunas políticas públicas destinadas a su fomento y diversos ámbitos en los que se debaten y analizan sus alcances y posibilidades.
Uno de ellos es el Congreso que se desarrollará en la exposición tecnológica BIEL Light + Building Buenos Aires, que tendrá lugar en septiembre en La Rural. El Ingeniero y Profesor de la UNLP, Mario Beroqui, es disertante de este foro y adelanta: “en Argentina la implementación de energías renovables es bajísima, prácticamente inexistente. La generación eólica resulta del orden del 0.6% de la potencia de generación instalada total. Considerando el biogás, la generación fotovoltaica y la hidráulica de menos de 50 MW como renovable, en conjunto es del orden del 2% de la potencia total instalada”.
Por otro lado, los especialistas también destacan las oportunidades de desarrollo del sector de energías limpias del país figuran en el puesto 12° en un ranking que evalúa la performance de 40 países, elaborado por la consultora global Ernst & Young.
La producción de energías renovables es una actividad que, además de cuidar el medio ambiente, reactiva la capacidad de generación de empleo. “Por cada MW eólico de potencia instalada con insumos fabricados localmente se pueden generar 20 puestos de trabajo directo y otros 160 indirectos”, aseguran desde la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL).
También en los hogares la producción de energía renovable es una práctica que va cobrando fuerza en el último tiempo. Si bien el costo de inversión es alto, se recupera con el ahorro posterior del consumo de la energía eléctrica tradicional. Beroqui cuenta que “aproximadamente 25% de la potencia solar instalada mundial es residencial”.
Una de las desventajas que tienen algunas de estas energías es su dependencia a las condiciones climatológicas, por lo que su producción es intermitente. Por esta razón, deben operarse en conjunto con la generación de energía fósil tradicional para poder mantener la calidad de servicio eléctrico. También se están desarrollando tecnologías que permiten almacenar mayores cantidades de energía y, de esta manera, utilizarlas cuando las circunstancias del clima lo impiden.
El 2017 es por decreto el “Año nacional de las energías renovables” en nuestro país. Basándose en la ley 27.191 que busca fomentar el uso de energías renovables, se llamó a licitación pública para el Programa RenovAr. Su objetivo es desarrollar proyectos para la generación de energías limpias y así llegar al 2025 con una generación de energía renovable del 20% del total de la producida en el país.