“Es maravilloso”, dice Héctor Laca cuando se le consulta cómo es trabajar en una empresa familiar. El fundador y presidente de Facyt I+D S.A., la firma dedicada a la formulación, fabricación y comercialización de agro productos, no duda: “esta empresa está pensada para los próximos 100 años. El que me sigue es mi hijo Hugo, pero ya estamos preparando el ingreso de la tercera generación”.
Como Facyt, son muchísimas las empresas familiares que conforman un robusto entramado productivo y comercial de Córdoba y el objetivo es conocer desde adentro cómo nacieron, los vaivenes que debieron atravesar a lo largo del tiempo, cómo fue la incorporación de las nuevas generaciones y lo más importante: cómo sigue la historia de estas compañías, ya que si por algo se caracterizan las empresas familiares es por la apuesta permanente a la inversión.
Aunque la coyuntura no ofrezca las mejores noticias, en el ADN de las empresas familiares está muy presente la idea de crecer pese a todo, de estar a la vanguardia de los cambios, con una capacidad de adaptación superior a la media, algo que se vio reflejado con la pandemia producto del Covid-19: la gran mayoría hizo (y sigue haciendo) lo más difícil: pensar a largo plazo y seguir invirtiendo. La tradición familiar de las empresas cordobesas impide recorrer otro camino que no sea el del crecimiento.
Todas las semanas, presentaremos un caso en “La empresa en los genes”, el nuevo producto con el que Punto a Punto celebra sus 25 años en el mercado editorial contando las historias de los que hacen.