Hoy, con 41 años, ya cuenta con dos estudios, uno en Buenos Aires y otro en Nueva York, casi 50 mil seguidores en redes y un montón de clientes felices por tener una obra de arte escenográfico de Sofia Willemoes en su propia casa.
– Si volvemos unos años atrás ¿Como comenzó todo esto, tu pasión, el viaje a París? Contanos.
Mi pasión apareció en un viaje a París. Caminando, vi una vidriera de un local de ropa de hombre que tenía unos sillones con unos tapizados de cuero estampados. ¡Me parecieron alucinantes!. Cuando volví a Buenos Aires, yo seguía ejerciendo la abogacía, ahí intenté hacer algo con esto que me gustaba. A mí lo que me desafiaba era incorporar la tecnología a la decoración, la impresión digital que daba muchas libertades a nivel diseño. Y, a su vez, también la innovación en nuevos materiales, impresión digital no solamente en cuero ecológico, sino también en otros materiales. Ahí empecé a explorar y probar, muy autodidacta. Al tiempo gané un concurso de innovación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y ahí arranqué con los primeros productos.