La Conmebol anunció que la Copa América que debió disputarse el pasado año se jugará en Brasil, después de que la noche del domingo se informara de que no la organizaría Argentina, debido a la intensificación de la pandemia en ese país.
En un comunicado, la Conmebol expresó su agradecimiento al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, así como a la Confederación Brasileña de Fútbol, por «abrir las puertas de ese país al que es hoy en día el evento deportivo más seguro del mundo». La cita implica una crítica indirecta al gobierno de Alberto Fernández, quien había “pedido tiempo” para decidir la organización del evento.
Hasta el momento de su designación como sede, Brasil no aparecía en el radar de la Conmebol. De hecho, las alternativas que se manejaban (en el caso de que Argentina no organizara el evento) eran dos: Chile y Estados Unidos.
Y aunque en la jornada de hoy estaba prevista una reunión entre la Conmebol y el gobierno argentino, la entidad decidió en la noche del domingo descartar al país como sede del evento.
La sorpresa en la elección de Brasil como sede radica en la crítica situación epidemiológica por la que atraviesa ese país, con un elevado número de casos de Covid-19 e “insuficientes vacunas para la población”, según destacan los principales medios de ese país.