Felipe Trucco, el abogado que patrocina al industrial Robert Maggi denunciado tras realizar un posteo en su Facebook contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, aseguró que solo se trató de una «desafortunada publicación» y que “no hay delito”.
En diálogo con La Voz de San Justo, el letrado sostuvo que el empresario de San Francisco se siente «arrepentido y angustiado» y destacó el hecho de que se presentara voluntariamente ante el Juzgado Federal de aquella ciudad a raíz de las denuncias que pesan en su contra por los dichos que cobraron trascendencia nacional.
Específicamente, en el posteo Maggi sostuvo que se lamentaba por no haber estado en el Congreso para poder haber «descargado una bala en la cabeza de Cristina». Si bien el abogado reconoció que se trata de expresiones injustificadas, al mismo tiempo consideró que bajo ningún punto de vista constituyen un delito. “Todos en San Francisco saben que es una persona incapaz de realizar un acto de esa naturaleza”, aseguró.
Denuncias. Apenas conocida la información, el fiscal Federal N° 2 de Córdoba Gustavo Vidal Lazcano presentó una denuncia donde pidió que se investiguen los posibles delitos de amenazas o apología del delito y justificó el pedido de detención de Maggi por la «peligrosidad» del empresario, al tiempo que solicitó allanar la casa y secuestrar las eventuales armas que pudiera poseer.
«Las expresiones referidas han sido realizadas por un ciudadano que en su condición de empresario tiene por cierto infinita mayor responsabilidad social que un asalariado», argumentó.
A su vez, el fiscal federal Luis María Viaut inició una investigación de oficio, mientras que la diputada nacional Gabriela Estévez presentó una denuncia por amenazas.
El letrado explicó que “no justificamos los dichos, pero no cabe duda que no tienen relevancia penal. Si bien desde distintos puntos de vista son reprochables, el Derecho Penal nada tiene que hacer en este hecho».
No hay delito. En otro tramo de la entrevista, Trucco insistió en que «no hay amenaza porque no existe la intención de efectuar un acto intimidatorio, no hay voluntad de amenazar. Literalmente, si uno analiza el contenido no existe una amenaza. No puede ser amenaza lamentarse de no haber realizado un hecho que no se cometió. Desde el punto de vista literal tampoco constituye una amenaza. Queda claro que sus dichos están reconocidos por él mismo como equivocados: es un error que cada uno de nosotros puede cometer en distintos momentos».