Los bancos acreedores no le pierden pisada a Molino Cañuelas, la agroindustria de capitales nacionales y el mayor procesador de trigo de la Argentina (cuya sede central se encuentra en la localidad cordobesa de Adelia María) que no logra salir de su laberinto. La quiebra o liquidación de activos está cada vez más cerca.
El plan de la empresa, que acumula deudas por alrededor de US$ 1.400 millones, era ceder el 80% de su capital social a sus bancos acreedores, aunque mantendría un lugar en la gerencia de la compañía que tiene 21 plantas industriales en el país.
Este proyecto, hasta el momento, no llegó a buen puerto por lo que las opciones serían cada vez más escasas para la firma comandada por la familia Navilli.
Si bien desde la empresa explicaron a Ámbito Financiero que continúan operando con normalidad y que todas sus plantas están operativas, la cuestión financiera no puede dejarse de lado porque actualmente sus pasivos superan ampliamente los activos y Molino Cañuelas tampoco está contando con financiación para conseguir capital de trabajo que sería utilizado para apalancar su operatoria. Esto, en la práctica, es una “quiebra técnica”.
El default de Molino Cañuelas se remonta a mediados de 2018. En aquel momento anunció que planeaba reestructurar una deuda superior a los US$ 760 millones, pero este proyecto no logró el visto bueno de todos sus acreedores. Incluso el Banco Macro le pidió formalmente la quiebra.
Meses después, en marzo de 2019, consiguió un salvavidas del banco estatal BICE (Banco de Inversión y Comercio Exterior), quien le concedió un crédito que fue íntegramente destinado a capital de trabajo. Incluso en aquel momento desde Molino Cañuelas detallaban que esa línea de crédito fortalecería “la operatoria y el capital de trabajo en el período de inicio de cosecha y de transición hasta la formalización del principio de acuerdo”.
En tanto, en noviembre de 2019, el mismo BICE reconocía, según se desprende de una de sus actas de directorio, que Molino Cañuelas también estaba en mora con la entidad.
Aldo Navilli, dueño de la empresa y cabeza de la familia controlante, está negociando cuerpo a cuerpo con las entidades locales, pero según marcan en el sector financiero, el acuerdo extrajudicial es hoy prácticamente una utopía.
En paralelo, las entidades del exterior presionan para la pronta liquidación de activos, y ese sería hoy el escenario más factible para una de las alimenticias más importantes del mercado local y el principal molino harinero de la Argentina.