Esta historia es asombrosa, nos cuenta cómo una mujer, afroamericana, que lavaba la ropa de las personas mas pudientes de la época, se transforma en una magnate de la industria de la belleza, en una era donde el racismo, el escepticismo (por ser mujer) y el machismo, eran muchos más profundos que ahora. Recordamos que la historia transcurre a principios del siglo XX. Pero el saber ver una oportunidad de negocio, haría que nada la detenga. Esta mujer, que además era madre soltera, supo tener la visión y la perseverancia necesaria para salir adelante las veces que fueran necesarias y seguramente, esta es la mayor lección. Esa fuerza de voluntad que demuestra episodio tras episodio, esa confianza en sí misma y en su producto, que la lleva a superar (con llanto y decepciones de por medio) todos los palos en la rueda que se iban cruzando y que le iban cruzando, vale destacar. Nadie y menos en esa época, podía aceptar que una mujer de origen humilde, entre en ese exclusivo club, no solo de hombres millonarios, si no de exitosos empresarios.
Es por esto que la historia de “Madam” tiene mucho por enseñarnos, el trabajo duro y la superación tienen sus frutos, la paciencia y la pasión por lo que amamos no la debemos perder nunca. La creatividad e ingenio son el primer paso para emprender. Pero lo más importante, repetimos, es la confianza en nosotros mismo y el no claudicar cuando las cosas no salen como las imaginamos.