Amplitud (su título original es “Range”) es más que un libro de negocios. Su contenido se derrama más allá de cuestiones estrictamente económicas y aborda otros ámbitos de la vida, tanto desde una visión individual como social. Su autor, David Epstein, es científico y periodista, trabajó para revistas como Sport Illustrated y entre sus producciones encontramos el gran éxito del New York Times, “El gen deportivo”. Ese gen claramente persiste en su nueva obra y se manifiesta en numerosas referencias, como la comparación entre las carreras de Roger Federer y Tiger Woods, desarrollada en el primer capítulo.
El libro, no exento de polémica, invita a un estado de permanente cuestionamiento. Un título atrapante (Amplitud, por qué los generalistas triunfan en un mundo especializado), provoca una atención inmediata. Si a esto le sumamos que figuró entre los 5 recomendados por Bill Gates para 2020, su ubicación entre los best seller de no ficción en Estados Unidos no debiera causar sorpresa.
La primera reacción que tuve al comenzar su lectura me llevó al siguiente interrogante: si en lo que va del siglo, desde los ámbitos académicos hemos persistido en la necesidad de focalizarnos en una dirección, o de alcanzar una visión de experto en una disciplina, un campo de estudio o un negocio, ¿ahora debemos retroceder sobre nuestros pasos y repensar el modelo? La respuesta no es concluyente.
Desde el capítulo 9, titulado “Pensamiento lateral con tecnología obsoleta”, Epstein nos trae un estudio de la profesora de la Universidad de Utah, Abbie Griffith, quien se ha especializado en encontrar innovadores seriales, y lo que ha detectado en sus perfiles es “alta tolerancia a la ambigüedad, pensadores sistémicos, buscadores de nuevos usos a los disponibles, sintetizar información proveniente de distintas fuentes, amplio rango de intereses, leen más y más variado, necesidad de aprender de varios dominios”. En definitiva, no es solo el conocimiento de la ciencia, sino la curiosidad por la ciencia la que luego deviene en innovación.
El capítulo 11, cuyo titulo es “Aprender a abandonar las herramientas habituales” nos lleva a lo que considero el punto más fuerte del libro: las enseñanzas que dejó la tragedia del transbordador Challenger, ocurrida en enero de 1986. La exposición pormenorizada de los hechos previos al fatal desenlace y las contradicciones entre los análisis cuantitativos y cualitativos que se pusieron sobre la mesa en aquellos momentos, dan forma a un relato conmovedor y aleccionador.
¿La mirada focalizada al extremo del sapo o la perspectiva íntegra y panorámica del águila? Epstein trata de convencernos de que el futuro pertenece a los generalistas. Una lectura dramática y cautivante recomendada para replantear nuestros próximos pasos en medio de un contexto altamente incierto y complejo.