Hasta hace unos días, el proyecto para prohibir todo tipo de publicidad, exhibición y ofertas
de productos alimenticios con alto contenido de azúcar en el Concejo Deliberante tenía un
consenso pleno. La iniciativa había surgido del arco opositor, concretamente con el
proyecto que llevaba la firma del edil Juan Pablo Quinteros, de Encuentro Vecinal; y
rápidamente encontró el respaldo de un integrante del oficialismo: el llaryorista Nicolás
Piloni.
Sin embargo, después de una semana tensa en el Concejo, por lo que ocurrió hace unos días con la placa por los héroes del General Belgrano, la reunión de labor parlamentaria el
jueves pasado fue tensa, por lo que hubo un acuerdo de no tratar temas álgidos la semana
pasada y pasar proyectos que tuvieran consenso para la sesión de este jueves.
Es decir, llevar al recinto proyectos que exhibieran diálogo y acuerdos entre el oficialismo
y la oposición. Por lo tanto, hasta el viernes pasado, en el entorno de Quinteros entendían
que el proyecto podía salir y ponían reparo sólo en una persona que no iba a acompañar: la
concejala de la izquierda, Cintia Frencia.
Frencia pertenece a una fuerza que se opone al código de convivencia y es por ello que la
duda en la banca giraba en torno a rechazo o abstención. Sin embargo, en el arranque de la semana, fueron varias las llamadas, los mensajes de WhatsApp y hasta mails que llegaron a los concejales desde el sector de las empresas alimenticias para tratar de frenar el proyecto.
Un concejal, el lunes de esta semana, recibió reiterados llamados desde Buenos Aires con el aviso de que tenía varios mensajes en su casilla de correo en torno a lo que se iba a discutir.
Un consenso que tambalea
Fueron cuatro semanas de discusiones en las comisiones de Legislación General y en la de
Salud: en una hablaron los concejales y el resto estuvieron copadas por especialistas. Desde médicos, como el director del Hospital Infantil, Daniel Marín y el doctor Carlos Sabagh; Héctor Pedicino, de la Sociedad Argentina de Pediatría, como así también las integrantes de Fundeps, que vienen reclamando la ley de etiquetado frontal en el Congreso que, después de avanzar en el Senado, se clavó en Diputados.
Hasta ahí, todo en orden. Acuerdos y respaldo. Se sumó Piloni, cuya esposa es
nutricionista, y parecía que salía.
Ahora, la incertidumbre reina por el argumento que exhibieron los detractores del proyecto
en las comisiones, donde terminaron pidiendo que los ediles promuevan más actividades
deportivas para los chicos en lugar “de prohibir”.
Desde el oficialismo reconocieron a Punto a Punto que “no se busca prohibir”, aunque
advirtieron que hay margen “para seguir conversando hasta la reunión de labor parlamentaria”, que es el jueves, previa a la sesión.
Arcor y Farmacity, observan
El proyecto contempla que las golosinas y gaseosas azucaradas puedan ser colocadas recién a partir de los tres metros de la línea de cajas. Y apunta, este artículo, al laberinto en el que ingresa un cliente cuando busca la línea de cajas.
Donde además se apunta a la estrategia de Farmacity y es donde los impulsores de la
iniciativa, como el caso de Quinteros, exaltan el valor de la discusión. “Es ilógico que
alguien entre por un remedio y salga del medio de un laberinto de caramelos”, admitió el
exlegislador provincial.
La empresa del exfuncionario nacional Francisco Quintana está expectante por lo que
pueda llegar a ocurrir, como así también en la compañía que es símbolo de la industria
alimenticia a nivel global: Grupo Arcor.
“No es lo mismo que la ordenanza se sancione en la capital de la provincia que es cuna de
Arcor, va a tener impacto”, reconoció alguien que recorre los pasillos del Concejo y
sostiene que hay presiones vía el ministerio de Industria que conduce Eduardo Accastello.
Habrá que esperar qué sucede mañana en el Concejo con una discusión que observan todos.