Como es sabido, la coalición Juntos por el Cambio está a las puertas de un buen triunfo
en las Legislativas de noviembre. Victoria que, además de asegurar la continuidad de
dos escaños en el Senado, abre la posibilidad de conseguir seis bancas en Diputados. Y
precisamente, ese triunfo con amplia comodidad, es lo que genera un ruido para lo que
viene después del 14-N.
En primer lugar, porque nadie descarta que tanto Luis Juez como Rodrigo de Loredo,
candidatos a senador y diputado, respectivamente, no peleen por la gobernación en
2023. Pero, además de las miradas de reojo entre los dos cabezas de lista, hacia abajo en
el armado todos calculan. Todos.
La carrera por un mismo despacho
En el campamento de Juez y De Loredo ya hubo abrazo, foto de rigor y festejo con
asado con bien regado tras el doble motivo de celebración: la aplastante victoria ante el
tándem compuesto por Mario Negri y Gustavo Santos, y el cumpleaños 58 del
exintendente.
Sin embargo, después de eso, en el entorno de ambos saben que pelearán por lo mismo
en dos años. Aunque traten de evitar generar cualquier tipo de tensión en la previa a las
Legislativas.
Juez ya acordó con el PRO que responde a Patricia Bullrich y ofrece casilleros que para el radicalismo es más difícil negociar. La conducción verticalista en el Frente Cívico,
como así también la victoria y los índices de imagen e intención de voto, le dieron al
exsenador un hándicap con el que hasta hace un par de meses no contaba.
En tanto, De Loredo promociona la renovación del partido. Tanto en Córdoba como en
los despachos porteños, aunque en Buenos Aires le resulte más complejo instalar ese
posicionamiento.
Detrás de él, dos intendentes que les queda para ir por un mandato más en 2023 lo
endulzan, sabiendo que para 2027 ya habrá tenido una chance adentro el actual concejal.
Son el riotercerense Marcos Ferrer y el jesumariense Luis Picat.
Sin embargo, Juez y De Loredo no son los únicos que pelearán la gobernación en dos
años. Con mucho trabajo por hacer, y con una estructura que va perdiendo pilares a
medida que pasan los días, Ramón Mestre pretende lo mismo. Pese a la desconfianza de
varios radicales que hoy comparten la campaña con el exintendente.
La pelea por la foto
La otra tensión se genera por el ritmo y el compromiso con la campaña actual. No todos
están poniendo lo mismo; a eso lo saben, y lo rumorean por lo bajo.
Muchos están más pendientes de la foto de ocasión con el visitante de lujo que llegue
desde Buenos Aires que en el armado territorial y el caminar los barrios. Aquí, como en
los aportes, las miradas de reojo crecen.
La disputa por Diputados
Hay otro factor, más importante que el anterior: a quién responderá cada uno de los que
entre y cómo se acomodarán en la Cámara baja, lugar de máxima tensión a partir de
diciembre.
Mucho más aún después de la pelea por el quórum y del amague de JxC de ir por la
presidencia de la Cámara, algo con complejos antecedentes y que, en el oficialismo
entienden, pone en riesgo la institucionalidad.
De Loredo tendrá línea directa con el senador Martín Lousteau y el nosiglismo que lo
acompañó hasta acá. Laura Rodríguez Machado y Héctor Baldassi serán jugadores de
Patricia Bullrich; Santos responderá a Macri; la sexta, que es Gabriela Brouwer de
Koning pertenece a Ferrer y Soledad Carrizo, la segunda de la lista, responde a Mestre.
Por ahora.
Con todo esto sobre la mesa, la campaña se acelera al ritmo de lo que ocurra no en
noviembre, sino a partir de diciembre.