- En el año 2016, el mayor porcentaje de la población (48%), era considerado clase media, y sólo el 32% eran considerados baja o pobres, de acuerdo con el INDEC, al no poder cubrir la CBT. El 9% de la población pertenecía a la clase alta y el 11% a la clase media baja, que es el segmento de la población considerado más vulnerable de caer en la pobreza.
- En el segundo trimestre 2021, la movilidad social fue descendente: el estrato social más grande, con 41% de la población, fue el segmento baja, con casi 12 millones de argentinos considerados pobres. La clase media disminuyó a 41% de la población. Se achicó también la clase alta (5%) y creció la clase media baja (12%), creció, no por efecto de mejoramientos, sino por caída de la clase media.
«Esta caída de la clase media en Argentina se viene dando desde hace varias décadas con vaivenes. Aquí se presenta la situación desde el 2016 porque entre el 2012 y el 2015 reinó el oscurantismo estadístico oficial en la Argentina lo que impide medir el fenómeno en su integralidad. ¿Qué explica el profundo deterioro social en los últimos 5 años? Uno de los principales factores que explica esta movilidad descendente es que la inflación crece por encima de los ingresos de las familias. Dentro de ellos, la erosión que produce la inflación sobre la remuneración del trabajo informal es el fenómeno social más importante porque es la principal fuente de ingresos entre los estratos sociales más bajos. La inflación también impacta sobre el poder de compra de las prestaciones sociales e incluso erosiona los salarios formales«, explica IDESA.
Finalmente, el Instituto plantea que «para mejorar la calidad de vida de la gente y volver a recuperar la tradicional clase media argentina es condición necesaria e imprescindible bajar la inflación. Para lograrlo es necesario ordenar el Estado en sus tres niveles: nacional, provincial y municipal. Este es el camino para construir un Estado financieramente sostenible y con capacidad para administrar instituciones que den competitividad y producir buenos servicios a los ciudadanos y la producción. Bajo estas condiciones la inflación dejará de erosionar los ingresos de las familias y se creará un contexto favorable para la inversión privada. Esto, junto con la modernización de las instituciones laborales, es la manera genuina de sacar a la gente de la informalidad y, con ello, de la pobreza».