A río revuelto… ganancia de pescadores, dice el viejo refrán. Y algo del mismo sirve para
graficar el clima de turbulencia que se vive en el seno del Frente de Todos con el armado de la lista de cara a las Legislativas. Al punto que, cansado de las idas y vueltas de algunos
para confirmar su decisión de ir a la boleta para defender la gestión, el presidente Alberto
Fernández convocó a una reunión en Casa Rosada para definir quiénes serán los candidatos.
Por lo tanto, no es extraño que el propio titular del Ejecutivo nacional haya decidido entrar
en acción en la recta final de las definiciones y sosteniendo la embestida del kirchnerismo
más duro en provincia de Buenos Aires, con la incidencia de la vicepresidenta Cristina
Kirchner para el armado. Allá, por ejemplo, CFK pretende que el jefe de Gabinete,
Santiago Cafiero, vaya a la boleta bonaerense, movida a la que Alberto F. resiste por
considerar al nieto de Antonio parte de círculo de confianza.
Sin embargo, con esta incidencia, la de la disputa del poder real por la confección de la lista en Caba y provincia de Buenos Aires -en ambos distritos se vota a Diputados, no al
Senado-, el cristinismo reclamó por lo bajo que el titular del Ejecutivo salga a ordenar
Córdoba, donde lo único claro es que Carlos Caserio tiene la misión de retener la banca en la Cámara alta y liderar la boleta que lo tendrá en ese tramo acompañado por la diputada nacional Gabriela Estévez.
Para la otra parte, la de Diputados, al cierre de esta edición se llevaba adelante la reunión en Buenos Aires encabezada por Alberto F. para que Martín Gill, el secretario de Obras
Públicas de la Nación acepte el convite y sea el primero en ese tramo. Dudas, idas y vueltas del villamariense que empezaron a cansar a la primera línea del Gobierno nacional. Esto es simple: a Alberto y a Cristina.
Pero no solo a ellos. También los albertistas cordobeses que plantaron bandera hace tres
semanas en Buenos Aires y pidieron que los funcionarios nacionales que manejan fondos y
administran obras, no se saquen más fotos con dirigentes schiarettistas. En un mensaje claro para el intendente de Villa María en uso de licencia.
Mucho más con rumores que empezaron a crecer en Córdoba y dentro del propio FdT, de
un ofrecimiento para Gill en el gabinete provincial. Posibilidad que en el entorno del villamariense desestiman, pero que en el schiarettismo azuzan al hablar hasta de un
despacho para seguir vinculándose con los intendentes a partir de diciembre.
El factor Grabois
Como si todo esto fuera poco, con frentes abiertos y muchos cabos sueltos, durante el fin de semana empezó a impulsarse la candidatura de Constanza ‘Coti’ San Pedro, la dirigente de Patria Grande, una vertiente K que en Córdoba mantiene reuniones con los sectores más
progresistas del armado e inquieta a Caserio.
Pero no únicamente por las reuniones y las conversaciones en Córdoba. Lo que más pone
incómodo al senador, que prefiere un armado de tinte más peronista, es quién está detrás de San Pedro: el líder piquetero Juan Grabois.
Grabois quiere colar a dos candidatas. Una en provincia de Buenos Aires, que es Natali Saracho, una cartonera y trabajadora social de Villa Fiorito; y la otra es San Pedro. Que tampoco suma muchas adhesiones dentro del cristinismo y el kirchnerismo cordobés.
Caserio estaba más pendiente de un armado con candidatos más tradicionales para el
peronismo cordobés y desde ahí pelear contra el schiarettismo le ponen tensión al cierre del Frente de Todos en Córdoba.