(Forbes) El domingo escribió en Twitter que lo considera “seriamente” y que se postulará como “centrista independiente”. Puesto #280 en el ranking de los más ricos según Forbes, en los 80 convirtió a una cadena estatal de cafeterías en una de las marcas más conocidas del mundo.
Las elecciones de 2020 en Estados Unidos podrían tener a dos billonarios peleando por la presidencia. Donald Trump, con US$ 3.100 millones de patrimonio, ocupa el puesto #259 en el ranking de los hombres más ricos de EE.UU. Su eventual contendiente, Howard Schultz (New York, 1953), con US$ 2.900 (cifra en crecimiento), se ubica 21 puestos atrás. Tienen algo más en común: Starbucks alquila metros cuadrados en 3 Trump Towers.
Más allá de la superficie se advierten otras diferencias. El ex CEO de Starbucks creció en una vivienda social de Brooklyn. Comenzó a trabajar en Starbucks en 1982, cuando era solo un modesto negocio de Seattle. Hoy, la cadena de café tiene más de 15.000 tiendas en todo el mundo. “Todavía soy un chico de Brooklyn que quería pelear para salir”, dijo Schultz cuando apareció en la portada de Forbes hace tres años.
Trump es el hijo de un hombre rico, que desarrolló edificios no muy lejos del proyecto de viviendas donde se crió Schultz. Casi al mismo tiempo, mientras Schultz fue criado “a los golpes” por su padre, Trump Sr. le estaba regalando propiedades al actual presidente. Tales crianzas pueden explicar algunas de las diferencias políticas entre Trump y Schultz, un demócrata de toda la vida que dijo que se presentaría como un “centrista independiente”.
Además, Schultz se desempeñó como CEO de una empresa global que cotiza en bolsa, lo que significa que tenía que responder ante una variedad de partes interesadas: inversores, empleados, gobiernos y clientes. Donald Trump, quien dirigía un negocio privado que él poseía directamente, nunca tuvo que responder a nadie: siempre se ha visto a sí mismo como un negociador, que opera con una mentalidad de suma cero. “El hombre es el más cruel de todos los animales”, le dijo a People en 1981. “La vida es una serie de batallas que terminan en victoria o derrota”.