El Banco Macro pidió la quiebra de la compañía alimenticia Molino Cañuelas, por una deuda acumulada con la entidad financiera de US$ 10 millones. La empresa, que es controlada por la familia Navilli, atraviesa desde hace meses una crítica situación financiera con una deuda millonaria con 30 grandes bancos y otras entidades financieras internacionales que ya supera los US$ 1.350 millones.
Uno de sus principales acreedores, además del Banco Macro, es el Banco HSBC, con el que la empresa alimenticia tiene una deuda que ronda los US$ 45 millones. «Todas las empresas atraviesan dificultades por la situación económica, pero creemos que detrás de la deuda de Molinos Cañuelas puede haber alguna maniobra financiera fraudulenta», indicó una fuente cercana a las negociaciones.
El sector de harinas es uno de los que más resistieron a la caída de consumo, a diferencia de otros como carnes, lácteos, bebidas o frutas y verduras.
Molinos Cañuelas es una empresa familiar con casi 90 años de historia que se convirtió en líder en producción de harinas, con más de 80% de ese mercado. Cuenta con 21 plantas industriales en la Argentina, Brasil y Uruguay, donde se fabrican productos de marcas muy presentes en la vida cotidiana como las harinas Pureza, los bizcochos 9 de Oro, los aceites Cañuelas, las premezclas para bizcochuelos y rebozadores Mamá Cocina y las pastas secas San Agustín. Se estima que emplea a unas 3.000 personas.
La historia de Molinos Cañuelas se remonta a 1931, cuando la familia Navilli adquirió un molino harinero en la ciudad de Laboulaye, desde donde comenzó a expandir su producción. Un par de décadas después, sumaría más molinos en la zona y una empresa de fideos, todos en la provincia de Córdoba.
En 1977 sumaron un molino en la ciudad de Cañuelas, provincia de Buenos Aires, que dio nombre a la empresa y dio inicio a un crecimiento sostenido que llegó a convertirla en uno de los grandes grupos industriales del sector alimentos. Hace apenas tres años se quedaron con los activos locales de la estadounidense Cargill, en el rubro de molienda de trigo.
El empresario Aldo Navilli, que lidera actualmente la operación de la compañía, heredó la empresa familiar y se convirtió en su principal directivo con apenas 24 años. Lejos de la realidad actual de la empresa, entre sus sueños más ambiciosos estuvo llegar a cotizar en la Bolsa de Nueva York, que estuvo cerca de concretarse en 2018.