Por Andrea Tumosa – Directora de Planeamiento Urbano – Municipalidad de Córdoba
Desde hace años, se sabe y se repite que la Ciudad de Córdoba cuenta con uno de los mayores ejidos urbanos de América, y su densidad habitacional promedio (según el último Censo Nacional, del cual ya han pasado más de 11 años) es de aproximadamente 60 habitantes por hectárea, lo cual significa un patrón muy disperso.
Durante las últimas décadas, el modelo de “crecimiento” fue puramente expansivo: transformar suelo rural en residencial, sin observar que a su vez la tasa de crecimiento de nuestra población fue en constante descenso, en buena medida debido al fenómeno de migración hacia ciudades periféricas más pequeñas, aunque funcionalmente se mantenga estrecha vinculación con la capital cordobesa en servicios como salud y educación y en relaciones laborales y comerciales.
Este fenómeno ha impactado fuertemente en los costos y la eficiencia de las infraestructuras por su desmedida extensión como así también en la dispersión de la inversión tanto pública como privada en zonas ya consolidadas y equipadas. Este también es un aspecto imprescindible para aspirar a una ciudad sustentable.
Tiene efectos directos amplios, sobre la eficiencia y los costos del transporte público y privado dada la necesidad excesiva de traslados y por a contar con un solo medio masivo como son los colectivos.
Esta gestión del Intendente Martín LLaryora y su gabinete, especialmente la Secretaría de Desarrollo Urbano a cargo del Arq. Daniel Rey, tiene como uno de sus ejes fundamentales, frenar y revertir este proceso. Por esta razón a principios de 2021, tras un estudio territorial integral se sancionó la Ordenanza 13.131 conocida como “La Mancha” que puso limite a la expansión sin planificación que profundizó tanto problemas territoriales como económicos a la ciudad. Se definió el límite hasta donde es posible urbanizar suelo, teniendo en cuenta la necesidad de completamiento de espacios intersticiales entre urbanizaciones ya existentes a los fines de lograr la continuidad de la trama, que posibilite la correcta dotación de servicios, se resguardaron áreas de uso exclusivamente rural productivo (cinturón verde) tan necesario para la provisión de productos frescos de cercanía para la población, y se definieron áreas productivas industriales, vinculadas a las principales vías de penetración de productos e insumos, propiciando economías de escala y de aglomeración.
Respecto a la ciudad ya consolidada, se están llevando a cabo acciones e intervenciones muy concretas en la mejora de calidad y accesibilidad al espacio público y al equipamiento asumiendo que es un clave para mejorar la vida de los cordobeses, que en la medida que vayan encontrando soluciones a sus demandas cotidianas, encontrando espacios y servicios que satisfagan sus expectativas, elegirán día a día esta Córdoba para habitar.
Van en este sentido las intervenciones de saneamiento del Parque Sarmiento, el recupero y revalorización del Parque Las Heras, la puesta en valor del Rio Suquía, cada plaza que es intervenida en los barrios con participación de los vecinos, las acciones en el Centro Histórico, que protege además el valioso Patrimonio Histórico, las supermanzanas y un extenso plan de Movilidad Sustentable que en breve será implementado, por citar algunas.
Si bien la hoy tan promocionada “Ciudad de los 15 minutos” es un objetivo de largo plazo, para el cual es necesario revertir las huellas del modelo expansivo practicado durante décadas, en la actualidad proyectamos el rumbo mediante obras y normativas que acerquen población a las zonas mejor localizadas y dotadas de infraestructuras (densificación) , paralelamente a la acción complementaria: acercar “mas
ciudad” a las zonas donde se radicó población sin la previsión de red vial, desagües, agua potable, cloacas. Sutura de tejido discontinuo simultáneo a intensificación de uso del suelo en zonas aptas.