Tanto en los comandos de campaña de Hacemos por Córdoba, como en los de las dos listas principales de Juntos por el Cambio, hay una consigna en común en el arranque de una campaña tibia: la pelea por el voto cordobesista.
Porque, tal cual coinciden en cada búnker, el votante cordobés usa la grieta para
manifestarse, tuitear, pero es moderado a la hora del voto; y a partir de ahí, se explica uno
de los argumentos que sostienen hace más de dos décadas a Hacemos por Córdoba, la
secuela que continuó a la primera parte de la sociedad entre el fallecido José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti.
Y en esa puja, en esa disputa por tratar de captar el voto del cordobés medio en las urnas, el arranque de esta fase de la campaña permite ver disparadores en común de las tres listas más competitivas.
Discurso antikirchnerista
De una manera más moderada que en la coalición opositora, detrás de las candidaturas de
Alejandra Vigo y Natalia de la Sota, al Senado y Diputados, respectivamente, en el
schiarettismo sostienen que hay que “tomar distancia, pero no tanto”.
“En dos años hay que salir a buscar a los muchachos de nuevo. Por eso hay que medir cada
palabra”, reconoció a Punto a Punto un armador del schiarettismo en la capital cordobesa.
De todas maneras, los ejes del peronismo de Hacemos por Córdoba están detrás de la falta de federalismo de la gestión de Alberto Fernández. Argumento que también utilizan para saltar la grieta y mostrarse críticos también con los cuatro años de Mauricio Macri en Casa Rosada.
En JxC, el mega acto que prepara la lista de Mario Negri y Gustavo Santos para este miércoles en Marcos Juárez tendrá una buena dosis de mensaje anti-K y por diferentes
motivos: primero, por tratarse del ‘kilómetro 0’ de Cambiemos -“ahí se parió la alianza y
Mauricio (Macri) presidente”, dijo un armador amarillo-; y segundo: el contexto del campo
pide mensaje antikirchnerista.
Esta será la clave del eje Negri-Santos para seguir enfocando sus críticas a Alberto
Fernández y Cristina Kirchner y no entrar en el barro con Juez rumbo a las Paso. Porque en ese terreno el exintendente entra en un juego que sabe llevar adelante y sus dos
contrincantes no se sienten cómodos ahí.
La pelea por monopolizar ese discurso anti-K es, además, una estrategia para no confrontar con Schiaretti ni con sus candidatas. Eso, aunque no esté en el manual, forma parte del pacto no escrito de no agresión hacia El Panal.
El cordobesismo como partido
Tanto en el armado de Schiaretti, como así también en las listas de Cambiemos, hay preocupación de un kirchnerismo dominante en el Congreso. Sobre todo en la Cámara baja, donde el oficialismo se podría quedar con el quórum propio a partir de los escaños que se ponen en juego en provincia de Buenos Aires, donde, como en Caba, se vota únicamente para Diputados y no al Senado.
Entonces, a partir de ese ‘temor’, hay diálogos cruzados de cara a lo que se viene. Sobre
todo charlas directas entre actores del PJ y del radicalismo buscando fortalecer la idea del
partido provincial.
Por tal motivo, algunos no dudan que aquellos que hoy pelean por el ingreso al Congreso,
en un par de años estén hablando desde otro lugar y fomentando un acercamiento que
implique reforzar el alambrado provincial.
Lo que pase este año, la campaña moderada y el kirchnerismo como enemigo en común se
explican desde ahí: desde la idea de un cordobesismo que permita sobrevivir a la grieta.