El 82% de los CEOs de Argentina consideró que en 2022 la economía global “mejorará” en su crecimiento. A su vez, un 46% de los consultados es optimista a que este progreso pueda replicarse en el país y señalaron que los mayores desafíos son los problemas relacionados con la volatilidad macroeconómica (el PIB, desempleo e inflación), la inequidad social, los riesgos de la salud frente a un contexto pandémico y los riesgos cibernéticos.
Así surge de la 25° Anual Global de CEOs de PwC, realizada a directores ejecutivos de 89 países y territorios entre octubre y noviembre de 2021. Los resultados mostraron además una tendencia de crecimiento que se replica en Latinoamérica con un 81% (con Uruguay con las perspectivas más altas -95%-) y un 77% de la totalidad de los CEOs encuestados cree en crecimiento positivo de la economía global, alcanzando su máximo en 10 años.
Santiago Mignone, socio a cargo de PwC Argentina, explicó que “la expectativa de los CEOs a nivel mundial está basada en el regreso a una mayor normalidad a partir del segundo semestre de este año”.
“Estaría evidenciando una recuperación en los sectores económicos afectados por la pandemia, pero también una vuelta al consumo, que se había resentido durante los meses en el que el impacto de la pandemia se hizo más evidente”, sostuvo Mignone.
Según el sondeo, “los CEOs argentinos consideran que la volatilidad macroeconómica afectaría la atracción y retención del talento (60%), como así también la producción y venta de bienes y servicios (51% y 57%, respectivamente)”.
En ese sentido, la tendencia de los empresarios argentinos sobre el crecimiento del país este año (46%) se encuentra por debajo de la media regional (56%) y global (75%). Mismo ocurre con la mirada sobre un incremento de los ingresos de las organizaciones, con un 52% de encuestados argentinos que expresaron una confianza moderada a corto plazo. En comparación, la cifra queda atrás del 55% de los CEOs del mundo y de la región quienes se manifiestan confiados en un aumento.
“Esto tiene correlación con un mayor pesimismo producto de los desafíos económicos de coyuntura que deben ser resueltos, entre ellos la inflación, un sendero fiscal hacia el equilibrio y los acuerdos con el sector externo”, indicó el estudio.
En cambio, al ser consultados de cara a los próximos tres años, las opiniones mejoran: un 58% de los consultados se identificó confiado o extremadamente confiado, en línea con el 64% de sus pares de la región y el mundo.
“El empresario siempre espera superar las dificultades de la coyuntura para cosechar en los años subsiguientes y ello es lo que motoriza la inversión. Invierte no porque espera un beneficio en el corto plazo sino que, producto de su gestión y las condiciones de la economía y su contexto, supone que le reportará mayores beneficios como componente económico y en aspectos sociales, ambientales y de infraestructura”, agregó Mignone en este apartado.