“Teníamos problemáticas sociales de chicos a quienes les costaba trabajar y salir de sus contextos, y por otro lado la problemática ambiental”, contó alguna vez Lucas Recalde sobre los inicios de 3C Construcciones.
Logró resolver esos problemas creando una empresa de triple impacto (social, ambiental y económico) aplicando tecnologías y planteando negocios que regeneren el entramado social. “3C está enfocada en el desarrollo de un sistema de construcción con eco-ladrillos”, dice Juan Pablo Cmet, socio de la empresa junto a Federico Brunas y Victoria Páez Molina.
Desde que Recalde detectó el problema y puso manos a la obra, la empresa no ha parado de crecer. Hasta el momento han participado en más de 60 construcciones: en sus métricas de impacto esto equivale a más de 5.500 m2 de construcción, 73,5 toneladas de plástico recuperado -o 1.200 m3 de plástico aplastado que terminaría en vertederos- y a 700 toneladas de dióxido de carbono no emitidas a la atmósfera.
“El objetivo es que este sistema constructivo sea masivo, generar fuentes de trabajo genuinas y que el modelo productivo reduzca las emisiones de dióxido de carbono”, añade Cmet, poniendo de relieve un dato: multiplicaron por dos lo que hicieron en 2021.
“Es difícil medir el impacto que tiene 3C, pero en barrio Müller, por ejemplo, junto al Padre Mariano Oberlin, ya se formó un polo productivo con lo que fuimos construyendo junto a los chicos de la zona. El impacto, tanto social como ambiental, ha sido impresionante”, dice.