Córdoba es una de las zonas del país más complicadas por los efectos de la sequía. “Más que en emergencia, el campo está en situación de desastre”, asegura Eduardo Riera, el nuevo presidente de la Sociedad Rural de Jesús María (SRJM).
Para el nuevo directivo de la SRJM, la campaña 2022-2023 “ya está perdida”. “En la zona del norte de la provincia la pérdida es muy grande, hubo algunas lluvias pero no fue suficiente. Entre la sequía y la helada fue un combo que destruyó la cosecha”.
Según estimaciones que realizó la Bolsa de Cereales de Córdoba, la producción agrícola de la presente campaña en la provincia será la más baja en cinco cosechas, cayendo 8 millones de toneladas respecto a la campaña anterior. Al respecto, se prevé una cosecha total de soja, maíz, maní y trigo de 29 millones de toneladas, que además representan 14 millones de toneladas menos del récord que se alcanzó en el ciclo 2018/2019.
Pero además, los técnicos de la Bolsa de Córdoba plantearon que con rendimientos y condiciones climáticas normales, el potencial de producción agrícola de Córdoba hubiera sido de 41 millones de toneladas. Si se toma la estimación de 29 millones de toneladas con el efecto de la sequía, se registra una pérdida potencial de 12 millones de toneladas. A todo esto, el valor bruto de la producción cae en US$ 4.700 millones y el ingreso bruto de los productores se estima en una caída de US$ 3.800 millones.
“La cosecha 2022/2023 es histórica, hace 60 años que no pasaba algo parecido. Fue peor que en 2018 cuando también hubo una sequía histórica. Hay mucha gente que va a estar en problemas”, analizó Riera.
A nivel nacional, se estima que las pérdidas rondan los 25 mil millones de dólares, equivalente al 45-50% del total de la cosecha argentina. A nivel provincial el porcentaje es similar. “Hoy la situación del campo es muy compleja y desesperante”, dijo el productor.
Dólar agro, ¿expectativas? ninguna
Finalmente, el miércoles por la tarde el ministro de Economía, Sergio Massa, oficializó el nuevo dólar agro a $300 para fortalecer las bajas reservas del Banco Central (BCRA).
El dólar agro «prevé un tipo de cambio fijo de $300 que lo que hace es mejorar el precio para el productor, que hoy tiene menos volumen por la sequía, para paliar pérdidas, pero además para incentivar las exportaciones argentinas y fortalecer las reservas”, detalló el ministro.
Con las versiones I y II del dólar soja, Massa consiguió que los productores vendieran mercadería almacenada e ingresaran más de US$11.000 millones, lo que sirvió para reforzar las reservas del Banco Central (BCRA). El primer dólar soja, que rigió durante septiembre pasado, reconoció un tipo de cambio a $200, mientras que el segundo, que se extendió durante diciembre último, fue a $230.
Sobre las expectativas del campo con el nuevo dólar agro, Riera consideró: “la expectativa debe ser para el gobierno Nacional, nosotros no tenemos ningún tipo de expectativas”. Seguidamente sostuvo que la Sociedad Rural de Jesús María apunta a las retenciones 0: “si tenemos que trabajar en la búsqueda de alguna solución parcial, la mejor posibilidad que le pueden dar el productor es bajar progresivamente las retenciones. Las retenciones son una cuestión central, no hay negocio que pueda ser viable con este nivel de intervención por parte del Estado, no solo dentro del ámbito del agro, sino en todos los sectores productivos”.
Consultado sobre el accionar de Nación con respecto al campo, el nuevo presidente de la SRJM analizó: “el modo de operar de Nación es inentendible. Somos unos de los motores más productivos del país y que metan tantos palos en la rueda es incompresible, no puedo entenderlo y no tiene mucho análisis”.
De acuerdo a lo que difundió la Sociedad Rural de Jesús María, Riera enumeró como ejes de esta nueva gestión “potenciar la atención a los socios desde cada área que los vincula a la entidad; fortalecer la infraestructura sumando mayor gestión y capacidad de trabajo; solidificar y expandir los desarrollos logrados, que están en plena ejecución; incrementar la presencia regional en acción gremial y problemáticas a trabajar; ampliar los actuales convenios institucionales y fomentar nuevos acuerdos en lo académico, gremial, ejecutivo, legal y administrativo; y concretar un plan de desarrollo integral a corto, mediano y largo plazo”.