El 29 de noviembre del 2020, Perfil Córdoba adelantó de manera exclusiva un secreto que el llaryorismo conservaba en la mesa chica del intendente: la gestión municipal pensada como ‘un Amba’ a la cordobesa, con la capital provincial como eje de una metrópolis y la coordinación conjunta con los municipios del Gran Córdoba, lo que incluía una gestión conjunta en materia de transporte, accesos, residuos y hasta política sanitaria.
Casi un año más tarde, y al culminar el primer tramo de su administración, el propio intendente puso primera en esas modificaciones con cambios estructurales en su gabinete que ponen la mira en el 2023. De allí que los ingresos a la primera línea del gobierno de Gabriel Bermúdez y Marcelo Rodio, como secretario de Desarrollo Metropolitano y Secretario de Transporte, respectivamente, son claves.
La vuelta de un amigo
Entre las Paso y las elecciones generales de noviembre, el ahora senador Luis Juez se reunió en un par de ocasiones con Bermúdez. Palabras más, palabras menos, encuestas en mano y con proyección hacia el 2023, quien fuera intendente en la primera época de Bermúdez como funcionario municipal (luego continuó con Daniel Giacomino), lo sondeó.
Sabía Juez que el exsecretario de Transporte de la Provincia estaba cómodo en Diputados como asesor del titular de la Cámara, Sergio Massa, pero que estaba contenido, quería hacer más cosas en Córdoba. Algo que también sabía el tigrense, a quien llegó a partir de la amistad de ambos con el fallecido exgobernador José Manuel de la Sota.
La respuesta de Bermúdez en esas charlas que se dieron entre él y Juez hasta los primeros días de diciembre, fue siempre la misma: “Martín es mi amigo”, casi como para hacer saber dónde iba a jugar a futuro.
Y eso se terminó consumando. Incómodo con lo que pudo hacer en Nación, cuyo paso por Transporte le dejó un último cortocircuito con el exsenador Carlos Caserio, no dudó ante un nuevo llamado desde el Municipio. En Córdoba le tenían preparada la oficina, le reconocen la buena relación con el resto de los intendentes del conurbano cordobés y destacan el know how en el tren metropolitano, proyecto del que compartirán réditos el año próximo tanto en el Palacio 6 de Julio como en Casa Rosada.
El llaryorista
Dejando de lado la vuelta de Bermúdez y los movimientos que dejaron lugares al viguismo, con el pase de Sandra Trigo del Concejo a la Secretaría de Género, el otro enroque con peso específico dentro del llaryorismo puro es la llegada de Rodio a Transporte.
Desde hace varios meses se barajaba la chance de que el ahora extitular de Tamse pasara a la primera órbita del gabinete municipal. Por dos factores que pueden ser tres: los primeros, el conocimiento en la materia y la referencia directa con el intendente –“es un paladar negro”, dicen-; y el tercero, la intención de darle aire para una candidatura en 2023.
Cerca de Rodio dicen “para intendente”, aunque en otros despachos razonan que puede alcanzar a acompañar una fórmula con un peronista de otro sector encabezando el binomio, como puede ser el viceintendente Daniel Passerini.
En tanto, quien perdió espacio con la reestructuración fue el secretario de Gobierno, Miguel Siciliano. En la Fundación Pensando Córdoba sostenían la esperanza de que el exconcejal llegara con aire a la carrera por la intendencia, pero estos movimientos le quitaron peso. Algunos sostienen que la mirada de reojo a una eventual candidatura de Siciliano viene del lado del viguismo y un pulgar abajo que podría condicionar el acuerdo para la transición 2023.
Ante este panorama, el secretario de Gobierno debe resistir a un viejo estigma que tiene el cargo en la historia de la Municipalidad; y reconfigurar su GPS rumbo al año próximo.