Las elecciones generales están cada vez más cerca y en menos de dos meses los partidos políticos deberán presentar a sus precandidatos oficiales de cara a las PASO del 13 de agosto. Frente a este panorama, las encuestas son clave para definir a los contendientes de cada uno de los espacios con mejor imagen. Sin embargo, en un marco de economía desgastada y social de crisis, con una inflación que sobrepasa el 100% anual y que destroza el poder adquisitivo, los espacios políticos tradicionales se ven erosionados.
Para entender un poco más sobre lo que se viene durante los próximos meses, Norman Berra -analista político y de opinión pública- y Diego Dequino -economista y ex director del Banco Nación- analizaron el tablero electoral y la economía en un Desayuno Sectorial de Punto a Punto que se realizó con el acompañamiento de Colormix, Corblock, Tecno Fundaciones, Blangino, De Hierro y SQL Amoblamientos en el Museo Bar de la Mona Jiménez, ubicado en Av. Rafael Núñez 4791.
Imágenes. Con los dos principales candidatos a gobernador de Córdoba en carrera, una encuesta de CB Consultores ubica al candidato oficialista, Martín Llaryora, como potencial ganador de las elecciones provinciales por 6 puntos de ventaja sobre el aspirante opositor Luis Juez.
La imagen de Martín Llaryora en Córdoba es de 61,8 % positiva vs 31,3% negativa. En la ciudad es 68,5% positiva vs 27,3% negativa. Así, su calificación como figura está relativamente alineada con la opinión de su gestión, como surge del último informe de MFG Consultores, que arroja una mirada positiva de 70,3% vs 23,8 % negativa.
A nivel nacional, el promedio ponderado entre el resultado de las legislativas de 2021 y las encuestas posteriores, arroja 30,6% de actitud electoral favorable al Frente de Todos, 32,1% para Juntos por el Cambio y 21,2% para La Libertad Avanza.
Una aproximación relativa en la serie reciente es la última medición de Synopsis FDT y JxC en torno al 30% de intención de voto y LLA con casi el 25 %. Con estos números, si hoy hubiera una elección presidencial sería necesario un ballotage para definirla, pues la brecha entre las dos fuerzas principales se achica.
Al igual que el FDT, JxC retrocede en el promedio vs 2021, confirmando que el caudal antiperonista (40% desde 2017) está siendo disputado por los libertarios. Gran parte de la competitividad del escenario se debe a que Javier Milei capta más votos de JxC que del FDT casi 40% vs casi 20% respectivamente.
“Así, la disputa entre el oficialismo y JxC se mantiene en situación de empate técnico. Aun en medio de la actual crisis, la interna en Juntos y la resiliencia de Milei permiten que el FDT se mantenga relativamente competitivo de cara a las PASO”, analiza Norman Berra.
Y agrega: “habrá que ver si la renuncia de Alberto Fernández a competir por la reelección le permite al oficialismo reordenar su proceso interno para consensuar unas primarias “civilizadas” o bien si se decanta por una candidatura de unidad. El último informe de Poliarquía, anterior a la decisión presidencial, presentaba dos estimaciones de intención de voto para el FDT en la primera, alcanza el 35% y aventaja a JxC (33%) en la segunda, a partir de un modelo estadístico propio basado en su Barómetro de la Opinión Pública, lo ajusta hasta 26,7%”.
Con todo, la incógnita pasa por la coyuntura económica, que podría erosionar la gobernabilidad y afectar sensiblemente las chances del FDT de cara a las PASO.
El panorama preelectoral en Córdoba a abril de 2023. Así como a nivel nacional las tendencias muestran que se achica la ventaja obtenida por JXC en 202, las locales perfilan una situación más competitiva de cara a los comicios 2023 que el resultado distrital de aquella elección de medio término.
El promedio ponderado de las últimas encuestas para la elección de gobernador de Córdoba 2023 arroja: Hacemos por Córdoba 37,1%; JXC 31,2%; FDT 3,7%; libertarios 4,2%; Encuentro Vecinal Córdoba 3% y FIT 3%. Una aproximación relativa al promedio surge de la encuesta de MFG en el corte de febrero pasado, mientras que el de marzo ubicó a Llaryora por arriba del 40 %.
Massa, el curandero económico
La profunda y prolongada crisis económica, financiera, social y política que venimos transitando, es el cóctel perfecto para el knock out.
La economía a diario nos muestra indicadores más preocupantes que nos ubican en los peores rankings mundiales. La falta de políticas de fondo, que brinden un sendero de solución a las problemáticas que enfrentamos es alarmante, asistimos solo a medidas que brindan continuas distorsiones y discriminaciones con medidas cortoplacistas y electoralistas, que impiden el despertar de nuestro país.
Frente a este escenario (poco alentador), Diego Dequino, analista económico y experto en finanzas públicas, asegura que hoy el contexto económico está atravesado por una discusión política: “no debería ser así, la economía no debería discutirse de manera política”. Seguidamente, con una mirada un poco más optimista, analiza que “Argentina podría volver a tener una nueva oportunidad de crecimiento”, pero para salir de esta crisis económica “tenemos que resolver aquellas pequeñas cuestiones que alteran la coyuntura”.
Para el ex director de Banco Nación, “la situación económica de este año se parece mucho a la hiper del gobierno de Carlos Menem” y plantea que, en pleno año electoral, “no hay certidumbre sobre las medidas económicas que plantea cada precandidato”.
Sobre el rol del superministro, Dequino considera que Sergio Massa “imaginaba un proceso de continuidad”. “Massa usa la gestión del ministerio de Economía para escalar en un proceso político y llegar a gobernar. Está recalibrando qué quiere hacer de su proceso político, no de su programa económico”.
“En materia económica, hoy tenemos un país que está muy enfermo y el sistema político decidió poner a un curandero para coordinar una clínica. El problema de Massa es que él pensó que iba decidir como político y tiene que decidir cómo economista, cosa que no es”, plantea.
Dequino describió la coyuntura actual como «angustiante», destacando dos aspectos: la alta inflación proyectada y el descontrol en la política monetaria. “El equipo de Massa entiende que Argentina tiene un problema de stock y está equivocado. El problema es el flujo y no se resuelve con un camión con plata. El déficit fiscal que hay hoy es mentiroso, hoy el déficit es el doble o triple de lo que se ve. El Estado avanzó demasiado sobre el sector privado”, aseguró.
En ese sentido, afirmó: «El Banco Central está reconociendo que la inflación va a estar en un orden del 115% al 125% porque esa tasa de manera efectiva es casi el 120% anual». Además, señaló que las medidas del Banco Central tendrán un costo fiscal de casi 1.000 millones de dólares hasta fin de año.
¿Cuál es la salida que ve? “Entiendo que el bimonetarismo es la última escala antes de llegar a la dolarización de la economía. Así las cosas, nos enfilamos a un sistema bimonetario ligado a un amplio blanqueo de tenencias de moneda extranjera, que podrá ser la solución rápida para controlar la inflación, aunque tendrá consecuencias sobre la economía real”.