Mientras la política transita el 2023 con las elecciones como eje central, las variables económicas no dan tregua complicando cada vez más las chances del gobierno de sumar votos.
Economía paralizada desde agosto del 2022, inflación sin techo y un mercado cambiario cada vez más desorganizado son algunos de los ejes que analizó el economista Gastón Utrera en un nuevo desayuno de coyuntura de Punto a Punto que se realizó con el acompañamiento de Re/Max social en sus nuevas oficinas ubicadas en Av. Colón 5034 (oficina 13), ciudad Gama.
El escenario de freno a la economía que se venía perfilando en los últimos meses dio un paso más la semana pasada cuando el Indec le puso números oficiales a las estimaciones de los privados. Si bien el 2022 cerró con una expansión de la actividad económica del 5,2%, en el último se produjo un retroceso del 1,8%.
Esto deja al arranque del 2023 en un escenario contrario al del año pasado: mientras buena parte del crecimiento del 2022 fue consecuencia del arrastre estadístico de 3,2% que dejó el 2021, la herencia que le tocó al 2023 es plenamente recesiva: un atraso de 1,4%.
“La actividad económica está cayendo desde agosto del 2022 a un ritmo del 8% anual. La crisis en la campo por la sequía, las restricciones al acceso de mercado de cambio, la falta de insumos, son algunas de las verticales que frenan la actividad económica”, analiza Utrera, director de la consultora Economic Trends, y agrega: “la incertidumbre que genera un año electoral, donde hay mucho en discusión en términos políticos, juega en contra del crecimiento de la actividad económica”.
Otro de los ejes que está en el centro de análisis de la economía argentina es la inflación que no da tregua: en febrero registró un incremento de 6,6%, respecto al mes anterior Así, la suba de precios suma 13,1% en los primeros dos meses del año. Siguiendo esta línea, los analistas ya proyectan una inflación anual de 120%.
“El proceso de inflación de Argentina está vinculado con los excesos monetarios. Una vez que la inflación es alta, empiezan a intervenir mecanismos que no tienen nada que ver con la emisión de dinero. El más importante es la suba de salario, que aumenta porque aumentaron los precios y luego los precios suben porque subieron los salarios. Esa rueda empieza a girar y luego es muy difícil de bajar. Hoy los precios y salarios están girando al 100% anual o 6% mensual”, explica Utrera.
“¿Por qué ahora la inflación gira a una velocidad acelerada? El año pasado, el gobierno comenzó a restringir el acceso a las empresas al mercado cambiario, eso generó que en la formación de precios internos se colaran todos los dólares no oficiales. Hoy, las empresas tienen que usar contado con liquidación o no saben con qué dólar van a negociar cuando les aprueban las importaciones, por lo tanto empiezan a jugar otros tipos de cambio acelerando cada vez más la inflación. Todo este desastre del mercado cambiario lleva a un montón de problemas. Ese va a ser un desafío muy grande de acá en adelante”, plantea.
Hoy la mayor preocupación por parte del empresariado, independientemente del sector, es la dificultad para acceder a las importaciones. Sobre este punto, Utrera analizó: “hoy las empresas no pueden acceder al mercado cambiario para las importaciones, es algo absurdo, mientras que, a lo largo del año, se van US$ 6 mil millones por turismo o gastos en el exterior y otros US$ 3 mil millones por ahorro. Si la economía se empieza a trabar es porque las empresas no pueden acceder a las importaciones”.
“El Mercado de Cambio está mal organizado. De una misma caja salen dólares para el turismo, para ahorro y se cuelan las divisas del mercado interno acelerando la inflación. Deberíamos pensar en un desdoblamiento cambiario”.
Desdoblamiento cambiario, ¿si o no?
La semana pasada, empezó a correr el rumor de que se habría planteado en la mesa de directorio del Banco Central (BCRA) la implementación de un desdoblamiento cambiario. Según los trascendidos, se trataría de una propuesta que impulsa el Gobierno, pero que el presidente del regulador financiero, Miguel Pesce, rechaza.
El origen de estos rumores está en que el BCRA atraviesa una dura escasez de dólares, con fuerte pérdida de reservas en las últimas semanas en el mercado oficial de cambios y una previsión preocupante para el ingreso de dólares por la tremenda sequía que afecta a la Argentina.
El desdoblamiento cambiario es un tipo de oficialización de los múltiples tipos de cambio que conviven hoy en la economía argentina. En general, se establece un dólar más bajo para las operaciones comerciales, como importaciones y exportaciones; mientras que el tipo de cambio más caro queda reservado para las transacciones financieras como la compra de billetes para atesoramiento o los gastos por turismo pero también se puede incluir el pago de deudas con el exterior.
“En una economía normal y tranquila hay un sola caja de dólares donde el exportador vende y se lleva la moneda nacional, donde el importador pone la moneda nacional y se lleva dólares. Esa fórmula funciona más o menos bien, con un tipo de cambio libre que va acomodando todo. En argentina, históricamente, pasa lo mismo, pero a su vez tenes de golpe 4 millones de personas que van a comprar dólares para meterlos debajo de un colchón, generando una gran fuga para el BCRA, quien gestiona esa caja”, analiza el economista,
Y agrega: “En este contexto es mejor plantear todo lo vinculado a importaciones y exportaciones de bienes y servicios con un dólar oficial sin restricciones y por otro lado un tipo de cambio administrado, donde el BCRA va jugando con las reservas, vendiendo y comprando”
Finalmente explicó: “Así, vas a tener dos tipos de cambio y menos problemas que los actuales. Hoy el mercado cambiario está completamente roto, las empresas no pueden acceder a los insumos y hay aproximadamente US$ 9 mil millones que están saliendo al exterior, es una suma enorme para los problemas cambiarios que tenemos”.