El reacomodamiento de los agentes económicos luego del golpe más fuerte de la pandemia, sumado a la suba de precios de bienes clave causada por la invasión de Rusia a Ucrania, han impulsado la inflación en el mundo.
La inflación genera innumerables consecuencias negativas sobre el funcionamiento de la economía y lo más dramático, es el efecto sobre el poder adquisitivo de la población más vulnerable.
El IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal) elaboró un informe que refleja lo sucedido con la inflación minorista de los servicios de salud en 37 países del mundo, entre ellos: Alemania, Argentina, Austria, Bélgica, Canadá, Chile, Colombia, Estados Unidos, Francia, Israel, Italia, México, Suiza y Turquía, entre otros.
En primer lugar, se aprecia que solo tres países tuvieron en el último bimestre una inflación promedio mensual de salud del 2% o más: Argentina (5,7%), Turquía (3,3%) y Finlandia (2,3%). En tanto que diecinueve países tuvieron una inflación promedio mensual de entre el 0,3% y el 2%. Dentro de este grupo se destaca Canadá y Chile (1,0%). Por su parte, quince países tuvieron una inflación promedio mensual menor al 0,3%, con
deflación en Corea, Irlanda, Austria y Dinamarca.
Una manera de apreciar la magnitud relativa de la suba de precios minoristas de la salud en Argentina es comparando la inflación promedio mensual del periodo marzo-abril 2022 de nuestro país con la mediana de países. Mientras en Argentina los precios promedio mensuales subieron un 5,7%, en el conjunto de países de la
muestra lo hicieron un 0,4%. Es decir que localmente los precios minoristas de la salud subieron 13 veces más que en el promedio de países.
Otro hecho a destacar es la diferencia creciente entre la inflación del sector salud en Argentina respecto de la mediana de la muestra considerada. En noviembre-diciembre del año pasado la brecha fue de 1,4 puntos porcentuales (1,5% versus 0,1% de inflación promedio mensual), en enero-febrero de este año la brecha creció a 3,5 puntos porcentuales (3,9% versus 0,4) y en marzo-abril la brecha fue de 5,3 puntos porcentuales (5,7% versus 0,4%). Es decir que la inflación de la salud minorista ha tenido una suba más que relevante en el mundo, a punto tal que se ha cuadruplicado respecto a lo existente a fines del año 2021. Este fenómeno ha puesto en debate si se mantendrá o no en el tiempo y el tipo de instrumentos de política económica de mayor eficacia para lograr un cambio de tendencia lo antes posible.
El economista Nadin Argañaraz autor del informe, explica que cuando se observa la inflación de la salud en los últimos 52 meses, es decir desde enero de 2018, se observa que Argentina ha estado siempre por encima del resto de países de este grupo. Es decir que, sin COVID ni invasión entre países, Argentina ya tenía niveles de inflación de la salud más elevados. En la actualidad, la inflación en el mundo está impulsada por las restricciones de oferta generadas por la salida de la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania.
La pregunta esencial es por qué en el resto de países el aumento de los precios de la salud fue de 0,3 puntos porcentuales mensuales (de 0,1% a 0,3%) y en Argentina fue de 3,9 puntos porcentuales (de 1,5% a 5,7%).
A una dinámica de inflación más elevada ahora se ha sumado una dinámica de impacto de la suba de precios internacionales también mucho más elevada. Un servicio tan esencial para la población con su suba de precios deteriora el poder adquisitivo de la población y modifica la estructura de consumo.