(Especial, Gabriel Silva para Perfil Córdoba). De a poco, tanto el peronismo como Cambiemos empiezan a mover las fichas del tablero político esperando con ansias un 2019 que resultará clave en la provincia que hace casi 20 años gobierna el peronismo; un PJ afín al Gobierno nacional de Cambiemos, pero que tiene al mismo tiempo a los socios cordobeses de la alianza en pugna por desplazar a Unión por Córdoba de El Panal.
Aliancistas que esta semana no volvieron a ocultar su preocupación cuando desde Casa Rosada se supo que algunos gobernadores tienen trato privilegiado y “hay que atenderlos siempre”, según confirmaron algunos medios porteños. En ese lote figura, por supuesto, el cordobés Juan Schiaretti de sintonía fina con el presidente Mauricio Macri por años de una relación fluida, pero que tiene además en el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, un engranaje clave para consolidar esta relación.
Un claro ejemplo que un macrista cordobés recordó en las últimas semanas fue el llamado que el propio Schiaretti le hizo al ministro desarrollista cuando parecía que el Consenso Fiscal se caía y había que arrancar el operativo seducción a los mandatarios provinciales prácticamente de cero. Episodio que sirvió de prólogo para lo que después se vivió en el recinto de la Cámara baja con los diputados schiarettistas acompañando la cuestionada reforma previsional; capítulo que por cierto, en el PJ cordobés buscan olvidar rápido.
No obstante, en El Panal saben que a medida que se acerque el 2019 Macri y sus referentes van a desembarcar con fuerza. “El tipo es frío, calculador y si en lugar de tener una provincia aliada tiene una provincia propia, va a optar por lo segundo”, resumen desde el oficialismo provincial. Por lo tanto, que el objetivo por reclutar dirigentes de todas las facciones del PJ se haya puesto en marcha con el comienzo del año, no resulta raro.
En este esquema, el schiarettismo va por varios frentes que tiene abiertos: recuperar la relación con el delasotismo; volver al diálogo con los gremios; mantener y consolidar el vínculo con los intendentes; y abrir la puerta al resto de la dirigencia con peronismo en su ADN. Esto último incluye a sectores kirchneristas –a los que se les pagó con cargos en ministerios durante el 2017- y a aquellos que por diferencias se fueron alejando del “cordobesismo”, como es el caso de Olga Riutort, la ex esposa de De la Sota que insistirá con una nueva candidatura a la Ciudad en 2019.
El delasotismo y el resto del PJ. Durante los dos años anteriores, las idas y vueltas entre Schiaretti y De la Sota fueron una constante. Ahora en el seno del peronismo provincial creen que llegó el momento de acordar y dejar de lado diferencias que pueden esmerilar el vínculo desde la cúpula a las bases. Como lo señaló este diario antes de la reforma previsional, el PJ cordobés entrará en la etapa de “doblarse pero no romperse” y en la medida que haya diferentes objetivos, esto será posible: Schiaretti, por la reelección; De la Sota, tras un nuevo sueño presidencial.
Situación que pondrá prácticamente en coma a la Liga de los Gobernadores, donde el salteño Juan Manuel Urtubey, sin chances de repetir mandato en su provincia quiere dar el salto a Balcarce 50. El grupo de mandatarios provinciales del PJ no incidió como pensaban algunos y hoy está más cerca del certificado de defunción.
En Córdoba, en tanto, la puerta y las negociaciones seguirán abiertas con el kirchnerismo, hoy con representación en la Unicameral y base en gremios fuertes. El acercamiento, como con el delasotismo, dependerá del vínculo Macri-Schiaretti.