Referentes políticos y económicos de las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Córdoba analizaron la coyuntura política de la Argentina con fuertes críticas a la ley de Coparticipación Federal.
El evento, organizado por la Bolsa de Comercio de Córdoba, contó con la participación del diputado nacional Rogelio Frigerio; el intendente del partido 3 de Febrero, Diego Valenzuela; el intendente de la ciudad de Córdoba, Martín Llaryora; el ministro de Finanzas de la provincia de Córdoba, Osvaldo Giordano; y la vicepresidenta 2° de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Diana Mondino.
La crisis del sistema de distribución de la recaudación
El disparador de la exposición fue el libro de Giordano “Una vacuna contra la decadencia: cuestionando consensos en torno al funcionamiento del Estado”. Según el ministro de Finanzas de Córdoba, el año que viene la Argentina tendrá una oportunidad política única para “un ordenamiento integral del Estado” que permita alcanzar el equilibrio fiscal.
“Con este sistema de coparticipación es muy difícil alcanzar un equilibrio fiscal. Es casi imposible pensar un sistema tributario distinto y directamente impensable pensar un Estado con mediana eficiencia. Sabemos que tenemos que cambiarlo y que no vamos a poder ordenar el Estado si no abordamos este tema, pero no se sabe cómo cambiarlo”, introdujo Giordano.
Con el objetivo de “tener un Estado más eficiente y disciplinado desde el punto de vista de la administración de los recursos, que tenga un superávit sustentable en el tiempo”, propuso una reforma integral basada en tres pilares.
En primer lugar, propuso un ordenamiento tributario, en el que el IVA absorba impuestos internos, ingresos brutos, sellos y tasas municipales; que bienes personales absorba impuestos inmobiliarias y autos; y que el impuesto a los ingresos absorba Ganancias y aportes personales a la seguridad social.
En segundo lugar, propuso un ordenamiento de las potestades tributarias, que incluya el reemplazo de la coparticipación por separación de fuentes. “No hay que cambiar la coparticipación, sino que hay que dejarla en desuso. Que la Nación se financie con la Aduana, el impuesto a los ingresos y las contribuciones patronales; y las provincias se financien con un IVA más fuerte que absorba al resto de los compuestos y bienes personales”, explicó. Para las zonas más rezagadas, propuso crear un Fondo de Convergencia que garantice el mismo financiamiento que en la actualidad a modo de “compensación”.
El tercer pilar es el ordenamiento funcional, donde la Nación se concentra en funciones interprovinciales, como seguridad social, AUH y tarjeta alimentaria, políticas macroeconómicas y regulaciones nacionales, relaciones internacionales, defensa, educación superior e infraestructura interprovincial. Las provincias y los municipios, por su parte, deberían concentrarse en funciones locales. Además, se eliminarán los programas nacionales que financian funciones provinciales y municipales.
Promover el desarrollo del sector privado
Frigerio coincidió en la necesidad de un cambio en la distribución de los ingresos para que el Estado sea más eficiente y, en ese sentido, destacó la importancia de promover el desarrollo del sector privado: “Se nota con mucha claridad la dificultad que hay desde la política en entender cómo funciona la economía del sector privado. No es de sorprenderse, entonces, que a pesar de esta asfixia impositiva que vive la Argentina haya intentos de seguir aumentando los impuestos”.
“Además del déficit del Estado y la incapacidad de gestión, hay una política que no entiende al sector privado y, en consecuencia, es muy difícil que las políticas públicas tengan el impacto deseado en generar riqueza y empleo de calidad y en cantidad suficientes”, agregó.
Según su testimonio, ante esta situación “hay un mayor apoyo de la población en comparación con el 2015 para encarar las reformas que necesita la Argentina, todos los sentimos, y seguramente el fracaso estrepitoso de este Gobierno, uno de los peores que hemos conocido, ayuda a que la ciudadanía empiece a entender cuál es el camino, que hay que rumbear para otro lado”.
De cara al año que viene, Frigerio aseguró que los argentinos “estamos frente a una tremenda oportunidad porque la soga no se puede estirar más”, y concluyó: “Debemos empezar a tener un Estado que entienda algo que la sociedad está entendiendo: no hay camino posible que no venga de la mano del trabajo en el sector privado y de una mejora en la calidad de la educación”.
Asimismo, Llaryora destacó la necesidad de formar “una coalición extensa con líderes capaces de generar un consenso para la Argentina”, cuyo objetivo debe ser “estabilizar la macroeconomía, pero también generando un proyecto de crecimiento y producción”.
Un punto de inflexión
Mondino se manifestó en el mismo sentido y anticipó que el próximo presidente tendrá que enfrentarse a un gran desafío: reducir impuestos en un contexto de gasto público muy elevado, por lo que, además de reducir el déficit fiscal, tendrá que modificar los incentivos que tienen las empresas para invertir, crecer e innovar.
“El sector privado en la coyuntura actual tiene un problema muy grande, que no es solamente el déficit y la bomba de las Leliqs, sino que tiene que ver con que nadie en la función pública sabe cómo funciona el sector privado”, señaló.
Al respecto, concluyó: “La Argentina tiene que insertarse al mundo con la capacidad de producir rápido, bien y barato. Si no tenemos una integración entre el sector público y el privado, es muy poco probable que la Argentina pueda crecer”.
Del mismo modo se expresó el presidente de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Manuel Tagle, quien indicó que el año que viene será “un punto de inflexión político”, ya que “la sociedad ha advertido que no es fácil seguir atropellando el Estado de Derecho y las instituciones de la República en beneficio propio”.
Según su testimonio, el punto de inflexión también será económico: “No podemos seguir en este estado de insolvencia: no tenemos dólares y la economía se achica, lo que genera un sufrimiento para los sectores más vulnerables”.